“1991”: la violencia y el miedo, todos lo llevamos dentro

l sábado 15 de octubre tuve la oportunidad de volver al cine en el centro comercial Capitol en la zona 1 de la Ciudad de Guatemala. Allí se realizó el estreno nacional de dos cintas guatemaltecas: “Roza” de Andrés Rodríguez y “1991” de Sergio Ramírez.

El sábado 15 de octubre tuve la oportunidad de volver al cine en el centro comercial Capitol en la zona 1 de la Ciudad de Guatemala. Allí se realizó el estreno nacional de dos cintas guatemaltecas: “Roza” de Andrés Rodríguez y “1991” de Sergio Ramírez.

Este texto abarca la experiencia, impresiones, crítica y un análisis superficial sobre la segunda cinta. 

El autor desea dejar claro que se aprecia el esfuerzo y gran trabajo que conlleva realizar un largometraje.

La experiencia

El viernes 14 y sábado 15 de octubre fue la presentación de la XII Muestra del Festival Internacional de Cine “Memoria Verdad Justicia”, un retorno después de dos años en la virtualidad.

Resulta cómico que fueran estrictos con dar boletos a las 18 horas con tal de mantener a más de cien personas en las gradas del comercial. Posteriormente, la mayoría del público subió a la sala a pesar de que la función era a las 7 de la noche.

La entrega de boletos comenzó a las 18 horas en punto. Fotografía propia.

Un detalle en el afiche de la exhibición decía claramente “entrada gratuita” acompañado de “donación de 20 quetzales voluntaria”. No obstante, pasos antes de recibir los boletos (planta baja) indicaron que la donación se recibiría antes del ingreso a la sala de cine. Al subir, una persona te detenía para que dieras la “donación” menos voluntaria.

La cantidad no fue lo incómodo, sino el modo de actuar. 

Pregunté si los boletos estaban numerados para el ordenamiento de los asientos, la respuesta fue sí. Aunque al entrar, resulta que era “la ley de la selva“. 

Un aspecto no tan grato fue el cine-foro que hubo al finalizar la proyección de la película. Para ser honesto, no hubo una interacción entre la audiencia y las personas detrás de “1991”. Ellos pasaron al frente y respondieron preguntas que no fueron hechas por los presentes. Más bien, fue un despliegue para enaltecer la producción. Cuestión que no era necesaria. 

Memoria Verdad y Justicia entregó póster a los actores y productores de la película. Fotografía propia.

Cuando un miembro del público preguntó si resolverían dudas de la audiencia, la interlocutora respondió con un tajante “¡No!”, excusándose del tiempo limitado que brindó el cine. Esto después de 40 minutos de preguntas controladas por la misma interlocutora.

Impresiones

Al salir de la sala, compartí opiniones y percepciones de la cinta con otros asistentes. Amigos y conocidos consideraron en consenso una recepción aceptable y hasta divertida. 

“1991” es una película entretenida. Si eres joven guatemalteco nacido en los años 80 y 90 podrás congeniar con los personajes (pero no empatizar), más aún si tienes hermanos mayores lo comprenderás mejor. Una cinta con tintes de humor, tragedia y nostalgia (demasiada).

Hubo sala llena el día de la proyección de "1991". Fotografía propia

La historia propone mucho y deja escenarios y personajes sin resolver. La problemática se expone, pero no se profundiza. Hay momentos de introspección de Daniel (el personaje principal), pero sin llegar a alguna parte.

Se desaprovecharon personajes como la hermana de Tony (el chico nuevo) e interés amoroso de Daniel. Al mismo tiempo, la historia no concuerda con las intenciones propuestas por el director. O bien, no son explícitas para la audiencia.

Aunque el productor de la película dijo que costó encontrar elementos de la época en la ciudad, realmente el municipio de Guatemala ha cambiado muy poco. Ante esta incongruencia entre la opinión del productor y la realidad, la cinta se sobreesfuerza por exhibir que se ambienta en 1991.

Crítica

De acuerdo a la sinopsis, “1991” aborda la violencia urbana que hubo en dicha década cuando jóvenes de alta sociedad, parte de colegios con reputación, dedicaban su tiempo libre a amedrentar a estudiantes de escuelas e institutos (en su mayoría con un gusto por el breakdance). En consecuencia, los anteriores eran conocidos como Breaks y su contraparte, Antibreaks.

En la misma sinopsis se habla de indígenas que son perseguidos. Aunque en la cinta eso no es claro. Si bien, el protagonista podrá tener facciones físicas que lo relacionen con los rasgos de los pueblos originarios de Guatemala, dentro de la película no hay algún detalle que lo identifique a él o a sus compañeros como tales.

“El racismo ha estado presente en nuestra sociedad, sobre todo el deseo de mostrarnos diferentes a los demás. Todos están orgullosos de sus antepasados europeos, pero niegan cualquier cercanía con una cultura y raíces indígenas. De ahí surge el deseo de minimizarlos, canalizado en los jóvenes pudientes de aquella época, en a ataques a los break dancers, cuyo perfil encaja con los adolescentes indígenas de clase baja que asistían a escuelas públicas”, mencionó Sergio Ramírez, director de "1991"

La película transcurre en los últimos años del Conflicto Armado Interno y en la incipiente era política democrática. En la ciudad, los estragos de la guerra se vivieron de otra manera. Este contexto es un ruido de fondo en algunas escenas y podría explicar la sociedad caótica que continúa siendo la guatemalteca.

Padecer 36 años de guerra interna han dejado heridas que siguen abiertas en 2022. El miedo es un síntoma que padece cada guatemalteco y que lo inmoviliza para actuar, manifestar e interesarse en el país y sus habitantes, más allá de su familia y allegados. 

La cinta aborda el miedo de manera sutil y se dedica a exponer la violencia como el síntoma más explícito que todavía vive en las familias guatemaltecas, desde verbal, sexual, física hasta psicológica y económica. 

La violencia se aprende, con el tiempo y algunas comodidades se logra sofisticar.

El relato gira en torno a tres personajes: Daniel, Tony y Beto. Tres muchachos que comparten similitudes como la edad y su deseo por ser alguien reconocido para los demás. 

Daniel es un joven inteligente y hábil para el fútbol, vive con su hermana mayor y su madre es una inmigrante indocumentada en EE.UU. Beto decidió abandonar los estudios y trabajar para salir adelante con su familia, vive con su hermana menor y madre. A Tony lo expulsaron de su anterior colegio (de alcurnia, como se dice en Guatemala), trata de impresionar a sus amigos y conocidos para hacer creer que es alguien importante. Nunca vemos a los padres de Tony en casa, la única vez que escuchamos la voz de su papá es para juzgarlo y pegarle (fuera de cámara).

La cinta no hace un juicio de valor y reduce el problema social entre los ricos como los malos y los buenos son los pobres. La violencia y el miedo no es cuestión de estrato socioeconómico

La producción de la película es satisfactoria tanto en secuencia como en imagen. Sin embargo, posee algunas escenas que sobran o no casan en el rompecabezas del relato.

Una apuesta arriesgada fue la regrabación de escenas. De acuerdo al director, la grabación fue en 2014 y se volvieron a hacer escenas en 2017 (tres años de diferencia). En lo visual es notorio cómo los actores cambian sus facciones más adultas y puede confundir a más de algún espectador quisquilloso. 

Tanto el director como uno de los productores no dieron detalles de la decisión de volver grabar partes de la cinta. Queda en la incertidumbre conocer la primera versión del filme. Aunque reconocieron que se notaba el cambio físico de los actores. 

Un punto muy a favor es la música de la película. A pesar que hay temas que no son de dicha época, se realiza un arduo intento por buscar propuestas musicales guatemaltecas que tengan influencia en la década de los 90. Por ejemplo, se escuchan temas de Filoxera y Dinosaur 88 por mencionar algunos.

Un análisis

Recientemente, el director guatemalteco Jayro Bustamante mencionó en la inauguración de La Sala de Cine en el Centro Cultural de España que hay al menos cuatro formas de contar una historia en una película: 

  • El guión en la preproducción
  • La grabación en la producción
  • La edición en la posproducción 

Finalmente, la cuarta forma es aquella historia que interpreta y reconstruye el espectador. Aquello que logra captar, analiza y opina. 

Siguiendo la base teórica propuesta por Bremond, Todorov, Greimas y sintetizado por Carlos Velasquez en su libro “Teoría de la Mentira”, se expondrá un análisis de textos narrativos de manera resumida.

Boletos del segundo día de exhibición de la XII Muestra de Cine Internacional Memoria Verdad Justicia 2022. Fotografía propia

El conflicto de la película es la lucha interior que vive Daniel entre ser auténtico consigo mismo, o bien, alinearse a las expectativas presentadas por una vida de comodidades y apariencias que oculta dolor y rechazo.

En el transcurso de la cinta, Daniel se aleja cada vez más de Beto (quien simboliza la amistad y sinceridad) y se apega más a Tony (representa la conveniencia y la falsedad). Los espectadores ven un ciclo complejo de degradación en el protagonista y los actos que comete son cada vez más crueles y fríos. Los escenarios también cambian y se aprovechan más aquellos que son privados como las casas y habitaciones de los personajes. 

Se llega a pensar que los jóvenes son auténticos en la intimidad y se exhiben al exterior como esclavos de la violencia y el miedo. Sin embargo, Daniel pierde sus espacios seguros hasta quedarse solamente con su mente. Ahora, miente en casa, en el colegio, con sus amigos y a él mismo.

El sistema social puede modificar el comportamiento de un individuo hasta el punto de desconocerse por completo. Lo único que hace reaccionar a Daniel es la culpa indirecta de la muerte del que era su mejor amigo.

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad de su autor. Revista Telégrafo firme con su compromiso de promover el pensamiento crítico y libertad de expresión en la sociedad guatemalteca, brinda espacios abiertos, auténticos y sin filtros para que personas de distintos sectores de la sociedad puedan expresarse, sin embargo, la publicación de este artículo no supone que el medio valide su argumentación o la verdad de sus conclusiones.
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