En Guatemala el 46,5% de los niños sufre desnutrición crónica
María Claudia Santizo, Oficial de Nutrición en UNICEF Guatemala
La situación de la infancia en Guatemala no es buena. Tenemos un 3,4% de mortalidad infantil y nuestro principal problema es la desnutrición crónica. Las principales causas de la mortalidad infantil son la neumonía y las enfermedades diarreicas agudas y el 54% de estas enfermedades, están asociadas a algún grado de desnutrición.
El 49,8% de los niños sufre desnutrición crónica, esto es, 1 de cada 2 niños. Somos el primer lugar en América Latina y el sexto en el mundo en cuanto a desnutrición infantil.
Sin duda es el problema básico de la infancia, que trae muchas consecuencias y perpetúa todo el ciclo de la pobreza. La deserción escolar es muy alta y en gran parte no se debe a la falta de oportunidades, sino a las propias consecuencias de la desnutrición, ya que disminuye la capacidad de concentración de los niños y terminan abandonando la escuela.
San Mateo Ixtatán es uno de los municipios más pobres del país, con uno de los indicadores más bajos de desarrollo humano y el que tiene el mayor porcentaje de niños desnutridos crónicos (en relación con su población) de todo el país.
El nombre de este municipio huehueteco, situado a 114 kilómetros de la cabecera departamental y a 343 kilómetros de la Ciudad de Guatemala, figura cada cuatro años, desde el 2004 (cuando llega un nuevo gobierno) como “municipio priorizado” en la lucha contra la desnutrición crónica, pero 16 años más tarde, pareciera que nada ha cambiado.
De acuerdo con los cálculos más recientes, el 46.5% (uno de cada dos de los menores de 5 años) sufre de desnutrición crónica, padecimiento que tiene que ver primordialmente con las escasas posibilidades de desarrollo y precarias condiciones de vida.
Para poder crecer bien y desarrollar todo su potencial, los niños necesitan recibir alimentos adecuados en el momento oportuno. La etapa más decisiva para recibir una buena nutrición son los primeros 1.000 días de vida, que van desde la concepción hasta su segundo cumpleaños.
En los dos primeros años de vida, la lactancia materna salva vidas, protege de enfermedades, potencia el desarrollo cerebral y garantiza una fuente de alimentación segura y nutritiva. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan iniciarla en la primera hora posterior al alumbramiento. Alimentar al bebé exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses y continuar amamantándolo hasta los dos años o más.
A los seis meses de edad, cuando los niños y niñas inician la alimentación, deben hacer varias comidas al día y en cantidades adecuadas, las cuales deben ser ricas en nutrientes e incluir distintos grupos de alimentos. Los cuidadores deben preparar y dar las comidas con las manos y los platos limpios e interactuar con él o ella para responder a sus señales de hambre.
Los primeros alimentos carecen con demasiada frecuencia de diversidad y son bajos en calorías y nutrientes. En todo el mundo, uno de cada tres niños de entre 6 y 23 meses consume una dieta con la variedad mínima que se necesita para un crecimiento y un desarrollo saludables.
Las dietas a menudo consisten en cereales y contienen poca fruta, verdura, huevos, lácteos, pescado o carne. Además, cada vez hay más niños que reciben bebidas azucaradas y refrigerios envasados, con un alto contenido en sal, azúcar y grasa.
Una dieta deficiente durante la primera infancia puede originar carencias de vitaminas y nutrientes esenciales (de vitamina A, por ejemplo) que debilitan la inmunidad del niño, aumentan su riesgo de padecer ceguera e incluso pueden ocasionar la muerte por enfermedades habituales en la infancia, como la diarrea.
Estefania Turpin, coordinadora médica de Médicos del Mundo en el país, alerta que:
Es un ciclo de desnutrición. Como tenemos madres que fueron niñas desnutridas, que crecen adolescentes desnutridas y son embarazadas desnutridas, luego nacen los niños y niñas desnutridos también
En los primeros meses del año, el país ha reportado 4049 casos de menores con desnutrición aguda. El departamento de Alta Verapaz, donde Médicos del Mundo lleva 27 años trabajando, ocupa uno de los primeros lugares en mortalidad por desnutrición aguda y crónica.
Las secuelas de la pandemia de la COVID-19, así como la guerra entre Rusia y Ucrania han tenido un importante impacto en el país, ya que el incremento de los precios de los alimentos, los combustibles y los fertilizantes está dificultando el acceso a los recursos alimentarios, unido a las malas cosechas a causa de los desastres climatológicos.
Según el último índice Panorama de Necesidades Humanitarias (HNO), elaborado por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, (OCHA), las necesidades de asistencia alimentaria y nutricional presentan sus niveles históricos más altos: unos 4,6 millones de personas se encuentran en inseguridad alimentaria y necesitan atención inmediata, principalmente familias de agricultores de subsistencia e infra subsistencia y familias con ingresos mínimos o nulos.
Guatemala tiene la tasa de desnutrición crónica infantil más alta de toda América Latina y una de las más elevadas del mundo; casi la mitad de los niños/as menores de 5 años padecen retardo en talla y peso y sufren algún tipo de anemia.
Esta tasa es aún preponderante en áreas de población indígena, en donde existe una prevalencia superior al 90%. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la desnutrición proteico-calórica es la principal causa de muerte infantil.
El programa de atención a la desnutrición infantil se enmarca en las orientaciones del IV Plan director de la CE, concretamente en:
- Reducir las desigualdades, la vulnerabilidad a la pobreza extrema y a las crisis, en especial en Países de Renta Media donde siguen persistiendo grandes bolsas de pobreza y desigualdad.
- Una alimentación adecuada y suficiente frente a la crisis. Concretamente: el establecimiento y refuerzo de sistemas de vigilancia regional, así como de alerta temprana y el apoyo prioritario a las actuaciones dirigidas a mejorar la seguridad alimentaria y a prevenir y tratar las consecuencias de la desnutrición. Nuestros programas están en acuerdo con el Pacto Hambre Cero que presentó el gobierno guatemalteco en 2012.
En Guatemala, el Programa de Reducción de la Desnutrición Infantil plantea como estrategia incidir en tres resultados de desarrollo intermedios:
1. Reducir el porcentaje de niños/as con bajo peso al nacer: Con este propósito, definido dos líneas de acción:
- Atención de la salud materna y de las mujeres en edad reproductiva y
- Atención en la salud sexual y reproductiva.
2. Incrementar consumo calórico-proteico y de micronutrientes.
- Mejorar la producción.
- Mejorar el acceso a una nutrición adecuada en el hogar.
- Promoción de la educación nutricional adecuada en la escuela, a los niños/as y a sus familias.
- Promoción de la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y complementaria hasta los años.
3. Reducir la morbilidad de enfermedades específicas (diarreas y enfermedades respiratorias) en la infancia. Con cuatro líneas de acción en prevención:
- Acceso a una vivienda saludable.
- Acceso al agua potable y saneamiento
- Mejorar la gestión de los desechos sólidos.
- Cambio de hábitos en aspectos relacionados con la alimentación.
4. Además, hay dos líneas de acción de atención médica adecuada mediante para los niños que se enferman:
- Atención ambulatoria.
- Atención hospitalaria y en centros de recuperación nutricional.
El caracterizar a la desnutrición infantil como un problema social, es limitar el impacto real que este posee, el cual es reconocido a nivel nacional e internacional, siendo Guatemala uno de los países con la tasa más alta de desnutrición en Latinoamérica y el mundo.
La ejecución de los programas y planes que busquen acabar con la desnutrición infantil en Guatemala deben de cumplirse a través de metas, objetivos claros y específicos que sean reales a las condiciones sociales y demográficas que tiene Guatemala, medidas que se identifiquen con la población y que se puedan adaptar a las condiciones de vida y económicas.
Recordando que la desnutrición infantil no es solo un problema de índole alimentaria, sino a su vez es una exacerbación de una inestabilidad laboral, económica y social.
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César Fuentes
Estudiante de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala Creador y Redactor de Ceropedia Poseo interés en el desarrollo del análisis del acontecer nacional relacionado a los Sectores Salud y Economía, estos dos son pilares que permite evaluar el Desarrollo General de nuestro país.