El título de esta columna suena hasta un poco romántico. Cuando pensé en qué tema me gustaría tratar, me di cuenta que no había mejor forma de empezar que hablando un poco sobre lo que ha ocurrido en el último mes, o meses. No quiero ahondar en los temas como tal, pero sí dar una opinión sobre todo lo que esto conlleva.
Comenzando con la guerra Rusia-Ucrania, como evento internacional o la propuesta de ley 5272 que “defiende” a la familia, como evento nacional. Aparentemente dos cosas totalmente diferentes entre sí, pero con un mismo sentido o un mismo trasfondo: Los seres humanos nos estamos separando. Con el pasar del tiempo, ha ido creciendo una batalla entre ideologías de todo tipo, desde políticas hasta sociales y de género. Y es que el problema no es tener diferentes opiniones, es que somos incapaces de respetarlas y generar diálogo para entenderlas.
Nos hemos encasillado en la idea que existen cosas que son estrictamente correctas y que nada las puede cambiar. Sin embargo, las sociedades con el tiempo son cambiantes, la misma interacción entre nosotros nos hace cambiar. ¿Qué nos ha pasado que hemos olvidado que al final todos somos seres humanos y merecemos dignidad y respeto? ¿Por qué hemos olvidado aquello que nos diferencia, que es el uso de la razón, y nos hemos abocado al ataque de los que piensan diferente? El éxito de la sociedad no está dado solo por el PIB, si no también en la capacidad que tiene de impulsarse para lograr un objetivo común.
Los jóvenes hoy en día hemos tomado un papel muy importante en estos temas. Hemos salido de ese silencio, hasta cierto punto impuesto, para alzar nuestras voces en contra de las injusticias, en busca del bien común. Y es que la frase de “los jóvenes son el futuro del país” ha cambiado rotundamente, pues ya no somos el futuro, somos el presente de esta sociedad, de este país, y buscamos garantizar un mejor futuro para los que vienen. Sin embargo, debemos ser capaces de mantener una mente crítica y abierta, no permitir que las diferencias nos dividan más.
Como dicen “divide y vencerás” y la única forma de alcanzar las metas y lograr levantarnos, no solo como guatemaltecos, si no como población, como seres humanos, es unirnos. Es confiar en quienes somos y abrirnos al debate, abrir espacios de diálogo para conocer lo que los demás tienen que decir. Se trata de esa hermandad, que es hasta cierto punto utópica, pero que nos permitirá darnos cuenta que las diferencias que muchas veces tenemos, no son tan grandes como los objetivos en común que buscamos.
Así pues, esta columna es más un llamado a abrirnos como personas, darnos cuenta que si en el mundo hay aproximadamente 7,762 mil millones de personas[1], habrá esa misma cantidad de opiniones diferentes. No olvidemos que lo mejor que puede existir es la diversidad de pensamiento, porque esta nos abre a un mundo que muchas veces no podemos ver desde nuestra perspectiva.
Como dije al inicio, el título es algo romántico, porque parece de una novela o una historia más. Pero si nos ponemos a pensar, en tiempos tan convulsos como estos, lo que más se necesita es la hermandad. Así que unidos lograremos grandes cosas.
José Guerra
Ingeniero electrónico interesado en temas tecnológicos relacionados con inteligencia artificial y blockchain. En mis tiempos libres suelo escribir en temas como novela policiaca, poesía y columnas de opinión. https://linktr.ee/guerraj