¿Cómo darle vuelta a la tortilla?

El poder de la palabra nunca debe tomarse a la ligera, menos cuando se trata de funcionarios públicos, aún más cuando las movilizaciones sociales las presentan como acciones criminales dando un giro a los objetivos de dichas expresiones ciudadanas. A continuación, un análisis de los discursos expresados por Alejandro Giammatei y Consuelo Porras.

El lunes 9 de octubre, la Fiscal General Consuelo Porras y el presidente Alejandro Giammatei, hicieron un comunicado a los guatemaltecos, acerca de las distintas manifestaciones pacíficas. Sin embargo, acto seguido criminalizan a la población que está en las calles, haciendo énfasis en que, manifestar está entre nuestros derechos, pero que los bloqueos son actos criminales e ilegales, considerados  fuera del marco de la ley. 

El discurso de ambos personajes públicos deja que desear sobre los mensajes a la población, ya que no queda claro cuales son las intenciones de los distintos “análisis” sobre la situación actual.

La Fiscal General llama delitos a los bloqueos. Cabe mencionar que durante su discurso, se dirige a las autoridades competentes para que asuman su responsabilidad y ejerzan inmediatamente la función para la cual fueron nombrados. ¿A qué se refería con eso? Acaso el Estado no es una organización conjunta con medios de comunicación menos exhibicionistas. ¿Por qué utilizar un comunicado dirigido al apreciable pueblo, cuando puede llamar a sus colegas para dicha petición?

En ambos discursos se plantea el entramado de hipótesis conspiranoicas. Dan por hecho que los movimientos sociales son planeados por personajes que quieren dividir, obstruir e ir en contra de los derechos de los guatemaltecos. La Fiscal los llama “un grupo de guatemaltecos” que se aprovechan del derecho constitucional a manifestar. Mientras tanto, el señor presidente expresa que son pocos los que están armando el caos. Así mismo señala grupos de choques entrenados y han sido financiados desde el extranjero.  

Ambos comunicados nos muestra la idea distorsionada que tienen con respecto a las movilizaciones, dejan en claro que NO escuchan las peticiones de la población. Me atrevo a decir que no les importa. De lo contrario, el presidente sabría que esa “gente que intenta comercializar su cosecha”, están apoyando las manifestaciones de manera voluntaria. Los representantes de los distintos mercados como La Terminal, por ejemplo, anunciaron a nivel nacional su participación- ¿Es que acaso no ve las noticias? Tal vez participar en las manifestaciones podría darles una luz sobre lo que está pasando.

De lo contrario, no saldrían con discursos obvios sobre las pérdidas millonarias, que por cierto sería bueno verlas reflejadas en los distintos espacios públicos. Por ejemplo, abastecer de insumos los hospitales, los cual desde mucho antes han estado desabastecidos. Resulta aberrante a estas alturas culpar a las manifestación, cuando la problemática lleva décadas.

Es interesante ver como recalcan el derecho a la vida y pregunto ¿Qué vida? El nivel de desnutrición en Guatemala es de los más altos de Latinoamérica y no inició la semana pasada. Mencionan la pérdida de empleos, cuando más del 70% de la población trabaja en el sector informal, de acuerdo con el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad de San Carlos (IIES USAC). Lo anterior significa que no tienen acceso a programas de salud como el IGSS, prestaciones de Ley, vacaciones etc. y tampoco es un problema de ayer.

Se requiere dejar en claro al autonombrado Máximo Representante de la Unidad Nacional, que quién representa al país es la CIUDADANÍA, La solidaridad mencionada por la Fiscal General está en las manifestaciones, en los movimientos sociales, en la unión de los ciudadanos que posiblemente se vea como amenaza por estar del lado incorrecto. Por tanto, la única forma en la que estas manifestaciones y bloqueos pacíficos dañen nuestra integridad física, es que haya actos violentos, que con toda seguridad no están entre nuestros medios de manifestar.

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