El título universitario en Guatemala es un privilegio del cual se sabe que se estudia porque se puede y no sólo porque se quiere. La necesidad de ello, sea por metas, sueños o requisitos, es un eslabón en un proyecto de vida, que para muchos es una oportunidad, así como una dificultad.
El acceso que se tiene depende de muchos factores además del esfuerzo y cada estudiante lo enfrenta dentro de su propio contexto, subjetividad y realidad, lo cual para los estudiantes de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), no es la excepción.
Para el estudiante sancarlista, el estudio no sólo es un desarrollo académico, sino también político. Es una lucha constante por malestares en la educación superior, denuncia que se ha creado históricamente por desacuerdos sociales y culturales con respecto a la necesidad de los recursos académicos, los cuales están vinculados estrechamente con necesidades sociales.
Actualmente, el paro estudiantil es de suma importancia por el fraude electoral denunciado por los estudiantes y administrativos universitarios, en oposición a la elección a rector; corrupción de parte de los consejos estudiantiles y administrativos, los cuales son sólo ejemplos de algunos malestares dentro de esta Casa de Estudios.
Definitivamente no se puede pasar desapercibida la responsabilidad que ha tomado el estudiantado y algunos administrativos, haciendo pública la realidad dentro de las instalaciones universitarias, que influyen de manera decisiva dentro de la sociedad guatemalteca.
Para comenzar, la universidad de San Carlos dentro de su autonomía también tiene un papel importante en mesas de diálogo y decisiones a nivel nacional dentro del organismo estatal del país. El Rector y el Consejo Superior Universitario (CSU), ocupan algunos espacios dentro de las comisiones organizacionales tales como, el Instituto Guatemalteco de Servicio Social (IGSS); la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Supremo Electoral (TSE), entre otros.
Con el arresto domiciliario de Murphy País (anterior Rector), vinculado al caso de corrupción de “comisiones paralelas 2022”. Todos los procesos administrativos universitarios y algunos estatales estaban varados. Para ello, se llevó a cabo elecciones a rector, en donde Walter Mazariegos se presenta como candidato y “gana” las elecciones.
Sin embargo, para muchos de nosotros, no tuvo una elección democrática, al no permitir oposición en el espacio electoral, utilizando fuerza de seguridad y personal, impidiendo así el ingreso de cuerpos de oposición, por lo que, tomando en cuenta el proceso de elección a rector, se duda de la transparencia en las actuales comisiones electorales dentro del TSE para las elecciones que se llevarán a cabo el 25 de junio del presente año.
Ahora bien, se considera que los intereses están alejados de un bien común. El que cada uno busque beneficios a costa de procesos burocráticos al servicio de actos corruptos, deja en qué pensar sobre el actuar administrativo, que hasta el momento no ha mostrado ningún interés en esclarecer sus acciones.
El malestar que ha evidenciado el cuerpo estudiantil, que hasta la fecha sigue en pie ante la oposición a rector, también ha tenido que lidiar con divisiones forzadas en los movimientos estudiantiles y amenazas a claustro por el regreso a labores, que hay que aclarar, aunque de manera virtual, no ha dejado de laborar.
Sin embargo, ante medios nacionales, existe la imperiosa necesidad de mostrar al público que “todo está en orden” y el ejemplo más claro es el Centro Universitario Metropolitano (CUM), donde se encuentra la Facultad de Ciencias Médicas y la Escuela de Ciencias Psicológicas, el cual abrió sus puertas, ante el argumento que “sin los estudiantes de medicina y la práctica que ejercen a nivel nacional, el sistema de salud podría verse afectado”, tomado en cuenta que esto tiene un tanto de verdad hay que detenernos para darle especial atención a dos aspectos que a mi parecer merecen especial atención ante este argumento.
El primero, es que el sistema de salud debería replantearse si la solución a su falta de personal y la deficiencia de su sistema, se soluciona con practicantes y no con personal especializado. Para estudiantes que ejercemos la práctica profesional, es evidente la importancia de la labor y el esfuerzo que se debe para con la población, que no tiene más recurso, que estudiantes en plena preparación para solventar un vacío que las organizaciones estatales deberían velar por llenar y no tener que recurrir a la explotación del sistema de práctica de los centros universitarios.
El espacio práctico del sistema académico idealmente sirve como base para desarrollar y potencializar habilidades que sirvan para una labor a futuro. El sistema de práctica sea a nivel universitario o diversificado, es para la preparación de los estudiantes en su ambiente laboral. Este no debería ser usado como sustituto de personal, ya que un trabajo que no es remunerado para la mayoría que ejercemos un servicio profesional, podría llamarse explotación. No sólo por ser trabajo no remunerado, sino por la impotencia que se tiene como estudiante al no poder decidir.
Aunque este proceso es obligatorio, el fin no justifica los medios. Dentro de las obligaciones del estudiante también hay un aspecto ético al cual le debemos nuestras limitaciones, conforme desarrollamos el ambiente práctico, nos damos cuenta que fácilmente encontramos dificultades técnicas para cualquiera que ejerza el servicio, dejando en evidencia que es más bien una necesidad de parte del sistema fallido, que lleva a practicantes a límites de desarrollo violentos para la práctica profesional, que una genuina preocupación.
El segundo aspecto a tomar en cuenta es que para aquel estudiante que ha vivido su proceso académico, prácticamente en la virtualidad, este regreso a clases es una señal de vida después de un proceso pandémico y ahora con un paro estudiantil. No es de extrañar la apatía e indiferencia tomando en cuenta que para cualquiera puede tornarse un proceso complejo y que sobrepasa los límites de la preparación individual.
Cada uno vive su realidad conforme a sus posibilidades y tomar una posición política se dificulta cuando el panorama no está del todo claro, lo que para algunos es una bendición si lo menos que queremos es crítica y claridad política.
Lo curioso de todo esto, a mi parecer, es que todas las metas que tenemos como estudiantes, son anheladas para un mejor futuro, el cual se ha forjado entre lucha, corrupción y violencia. Por lo que, no se pueden esperar muchos cambios trabajando en el mismo sistema y prometiendo que en el futuro las cosas pueden cambiar, más esperando que los cambios los hagan otros.
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Mishelle Sandoval
Estudiante de Ciencias psicológicas
1 comentario
Un buen artículo hermana mía.