Detraimiento en la democracia latinoamericana

En una votación dominada por el séquito de un rector de facto, impuesto sobre la voluntad democrática de la única universidad pública del país, decidieron expulsar a un estudiante de la universidad por mostrar su oposición y hacer uso de su derecho a la libre emisión del pensamiento.

En una votación dominada por el séquito de un rector de facto, impuesto sobre la voluntad democrática de la única universidad pública del país, decidieron expulsar a un estudiante de la universidad por mostrar su oposición y hacer uso de su derecho a la libre emisión del pensamiento.

Esta imagen es una de las constantes persecuciones judiciales y políticas contra voces de oposición en Guatemala, tendencia que se deriva desde la expulsión de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) por el entonces comediante Jimmy Morales. Pero Guatemala no es el único país de la región que muestra actitudes antidemocráticas.

La democracia en Latinoamérica muestra un deterioro acelerado, fomentado en su mayoría por factores como el populismo, el autoritarismo, la poca credibilidad existente en la clase política, la inconformidad y cansancio de las mayorías sociales sumidas en la pobreza.

La confianza y credibilidad de los latinoamericanos en la democracia muestra grandes retrocesos según índices utilizados para la medición del mismo. Las protestas sociales violentas cíclicas documentadas en la región, el encubrimiento e impunidad de figuras políticas y la apatía ciudadana hacia la situación general son algunas de las causas que han llevado a esta policrisis (interacción de diferentes estallidos que se superponen entre sí) latinoamericana.

Estos factores son aprovechados por “líderes” justificando políticas públicas que restringen derechos humanos y sociales como forma de enfrentar problemas crónicos, que derivan en políticas populistas y autoritarias. Tal es el caso del Salvador, dónde el presidente Bukele, desde la interferencia del ejército en el pleno del Congreso, pasando por la imposición de un tribunal constitucional al servicio del ejecutivo y la política “antimaras” fuertemente criticada por los graves vejámenes contra los derechos humanos, ahora avalado por las instituciones tomadas bajo su poder, buscará la reelección presidencial, prohibida en la misma constitución.

Nayib Bukele

Tristemente muchos salvadoreños y centroamericanos ven estas acciones “correctas y necesarias” para acabar con uno de los riesgos más grandes de la región, la inseguridad. Bajo esta premisa, no importa sacrificar la libertad y sus derechos mientras resuelvan sus problemas. 

Según el Latinobarómetro, esto es pensamiento de la mitad de latinos, el 51% de los mismos les da igual si un gobierno no democrático asuma el mandato del país, siempre y cuando logre resolver la problemática, cuando hace 12 años, solo un 12% estaba de acuerdo con tolerar un golpe del poder Ejecutivo para controlar los demás poderes del Estado. 

Según Zovatto, director regional del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA) “la indiferencia se traduce en la tolerancia a formas antidemocráticas de gobierno”, esto sobre el dato que en 1995 el 16% de latinoamericanos les daba igual vivir en una democracia o no, mientras que para el 2021 esta percepción alcanzaba un 27%.

Todo esto ha llevado a graves estallidos sociales a lo largo de Latinoamérica. La mira siempre se mantiene en las dictaduras de Nicaragua (dirigida por Daniel Ortega) y Venezuela (por Nicolás Maduro), pero las protestas sociales se han extendido, como en Perú, que desde el 2020 las violentas protestas sociales han llevado a la caída de 4 presidentes en los últimos 4 años, pero la crisis se agudizó nuevamente tras la destitución del presidente Pedro Castillo por el Congreso horas después de un fallido autogolpe que buscaba restablecer la confianza hacia las instituciones. 

A partir de ese momento, las protestas han dejado más de 50 muertos, aunado al desabastecimiento de comida y combustibles debido a las manifestaciones que piden la cabeza de la presidenta interina Dina Boluarte, quien ya ha asegurado que no renunciará. 

Brasil también mantiene situaciones complejas luego de la victoria del expresidente Lula ante su contrincante oficialista Bolsonaro, que un no reconoce la victoria de Lula a la presidencial del Brasil, hecho que suscitó la irrupción de grupos bolsonaristas violentos y armados contra las instituciones de los 3 poderes del Estado, hecho que recuerda lo sucedido en el Capitolio de los Estados Unidos, por simpatizantes de Trump.

Pero estos hechos no solo se limitan a los países antes mencionados, desde 2015, la mayoría de países latinoamericanos ha sufrido el embate de la inconformidad de sus habitantes, con la excepción de Uruguay, Costa Rica, Paraguay y Panamá.

La mayor protesta social que la región vio fue la de Chile en 2019 tras el aumento de un 3% en las tarifas de transporte, posterior a esto, la ciudadanía en general salió a las calles, entre destrozos a la propiedad y atropellos a los derechos humanos por parte de las fuerzas represivas del estado. Culminando en la decisión mayoritaria de cambiar la constitución del país, heredada de los tiempos de Pinochet y la victoria en la urnas del socialista Boric.

Aunque en menor cantidad, los gobiernos socialistas democráticos de la región no se salvan de la inconformidad, como en Bolivia, que tras la tercera reelección del presidente Evo Morales, frente acusaciones de la oposición de derecha sobre fraude electoral, terminó por salir del poder y exiliarse en Argentina, para luego volver tras la victoria de su aliado Luis Arce en las elecciones celebradas un años después, que terminó por evidenciar el uso mediático de noticias falsas para interferir en el pensamiento democrático de los bolivianos. 

La Organización de Estados Americanos terminó por declarar que no había evidencia de fraude en las elecciones que dieron ganador a Evo Morales.

Sin embargo, la conflictividad en la región supone el estudio de 10 riesgos políticos que han derivado en esta crisis.

 

  1. Crimen organizado
  2. Retroceso democrático
  3. Gobernabilidad compleja
  4. Nuevos estallidos de malestar
  5. Crisis migratoria
  6. Inseguridad alimentaria
  7. Polarización y noticias falsas
  8. Pérdida de competitividad
  9. Aumento de ataques cibernéticos
  10. Debilitamiento de la integración regional

MAPA DE CONFLICTOS SOCIALES EN LATINOAMÉRICA

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