El amanecer de una nueva era política

Todos presenciamos las alianzas que se formaban para evitar perder a toda costa. Vimos los buses trasladando personas, los cupones y las bolsas solidarias que se entregaban, dinero repartido por cada voto y un sinfín de prácticas corruptas a las que están acostumbrados recurrir para mantenerse en el poder.

Era domingo 20 de agosto. Muchos de nosotros nos levantamos temprano con un solo pensamiento: “Hoy son las elecciones”. Habíamos pasado semanas enteras siendo bombardeados con información y desinformación en todas las redes sociales, canales de televisión, rótulos, radio e incluso mensajes de texto. Es innegable que muchos tenían dudas sobre lo que podría suceder: ¿Y si no gana? ¿Y si gana la señora? ¿Y si todo el esfuerzo fue en vano? ¿Y si seguimos en la misma situación otros 4 años más? Era normal tener estos miedos, sabiendo cómo funciona la “política” en este país.

Todos presenciamos las alianzas que se formaban para evitar perder a toda costa. Vimos los buses trasladando personas, los cupones y las bolsas solidarias que se entregaban, dinero repartido por cada voto y un sinfín de prácticas corruptas a las que están acostumbrados recurrir para mantenerse en el poder. El 25 de junio, ya habían sufrido una derrota que nunca esperaron, frente a un electorado juvenil que despertó después de mucho tiempo. Esta vez, estaban haciendo lo imposible para no perder la última batalla por la presidencia y sus casi ilimitados privilegios.

Sin embargo, fueron en vano sus estrategias y millones de quetzales gastados que ya no podrán recuperar. Para las 9 p.m. del domingo 20 de agosto, se anunció a Bernardo Arévalo como virtual ganador por el Movimiento Semilla. Así, en las profundidades de lo que queda de este país, germinaba una semilla en el amanecer de una nueva era política.

La política tal como la conocíamos ha experimentado un cambio significativo. Ya no será necesario “invertir” sumas exorbitantes de dinero para adquirir votos o influencias. En la actualidad, es posible ganar elecciones a través de planes de gobierno genuinos, en lugar de limitarse a documentos maquillados y discursos baratos. Todo esto se ha logrado gracias a un cuerpo electoral joven y ansioso por informarse. Es cierto que este avance es un pequeño paso, pero marca el inicio de un proceso transformador.

Estamos adentrándonos en una nueva era en la que surgirán jóvenes con ideas frescas e innovadoras, dispuestos a desafiar la política tradicional y a cuestionar el status quo. Estos jóvenes visionarios traerán consigo una perspectiva renovada sobre la política y buscarán soluciones creativas para los desafíos que enfrenta nuestra sociedad. Su entusiasmo y energía serán motores de cambio y dependerá de todos nosotros brindarles el apoyo y el espacio que necesitan para transformar nuestras instituciones y sistemas políticos. Es crucial reconocer que esta nueva era política será forjada por la colaboración entre generaciones, donde la experiencia de aquellos que han transitado el camino se combinará con la audacia de quienes están dispuestos a trazar nuevas rutas. 

Juntos, podemos construir un futuro político más inclusivo, transparente y centrado en el bienestar de todos. Estoy convencido de que se continuará nutriendo la semilla que ya ha sido sembrada y que todos esperamos que florezca en forma de desarrollo.

Una nueva era política ha llegado y es nuestra responsabilidad asegurarnos de mantenerla y de que nunca nos sea arrebatada.

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