Ayer por la tarde recibí la llamada de un familiar cercano. “Tuve un accidente”, dijo. “¿Es grave?”, pregunté. “No puedo caminar”, exclamó. Primeramente, entré en pánico y pensé: le voy a decir a mi mamá que me ayude a cuidarlo. Luego, me pregunté: “¿por qué no me siento preparado para atender esta emergencia de manera autónoma?”. Digo, yo sé que no soy médico, pero ¿por qué me causa tanta ansiedad pensar el cómo cuidar de otra persona?
Reflexionando en mi crianza como “hombre”, pensaba en la cantidad de veces que, a lo largo de los años, mi madre (y la sociedad) me ha dicho “tú puedes”, “eres valiente” y “eres independiente”. En ese sentido, es posible afirmar que, gran parte de las personas que hemos sido criadas como “hombres”, hemos construido nuestra masculinidad y más allá, buena parte de nuestra identidad, basándonos en esos postulados. Y… si lo anterior, es cierto ¿por qué, al momento de necesitar los cuidados, los hombres, no nos sentimos tan independientes, ni tan valientes o capaces? Ya sea, al momento, de brindarlos a alguien más o a nosotros mismos, inclusive.
Desde mi experiencia particular, confieso que esta situación me generó una sensación de impotencia; vivencia poco común para el hombre promedio que, como a mí, nos han hecho creer toda la vida que “solos podemos”.
¿Es eso realmente cierto? ¿Solos podemos? De acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU (en forma aspiracional), “la sociedad del cuidado prioriza la sostenibilidad de la vida, articulando cuidados de las personas y del planeta”. ¿Vivimos ya en esa sociedad del cuidado? ¿Vamos en camino hacia ella? Es lo que me pregunto yo. O ¿vivimos en una sociedad que, igualmente, se sostiene con base en los cuidados, pero no los prioriza; sino por el contrario, los invisibiliza? ¿Hay alguna relación entre quienes brindan esos cuidados y dicha invisibilización?
Honestamente, a partir de esa llamada, por primera vez, me cuestioné si yo sabía cuidar; más allá de eso, si alguna vez yo he cuidado a alguien y cuál es la calidad de mis cuidados, si lo he hecho.
Interrogante que me parece sumamente necesaria de realizar a manera de reflexión interna, específicamente para todos los que hemos sido educados como “hombres”. Principalmente, porque, aunque aún no vivimos en esa “sociedad del cuidado”, toda nuestra economía se sujeta de los cuidados; en “todo el trabajo que se realiza de forma no remunerada en los hogares y el trabajo de cuidados que se realiza de forma remunerada en el mercado” (Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, 2020. P.2).
Gracias a esos “simples cuidados” se sostiene la vida y lastimosamente, como asegura el mismo Observatorio, “está cruzada por la desigualdad de género y se caracteriza por tener una organización social injusta, donde las mujeres realizan mayores cargas de trabajo no remunerado producto de la rígida división sexual del trabajo que persiste en la región”.
Por ello, ésta breve “lección de conciencia personal” es un llamado activo al autoconocimiento; tanto de nuestras capacidades de cuidado hacia otras personas, como de nosotros mismos. Es una convocatoria abierta al “despertar” de una sociedad que, en el “rush” de la cotidianeidad, solo tiene tiempo para pensar en ser “productivos” y no tanto, en factores que tienden a ser invisibilizados, como los cuidados.
Esencialmente, es una exigencia a la dignificación de los cuidados, mediante políticas públicas de pagos bien remunerados para las personas que se dedican a ello (además de otras protecciones y garantías); e igualmente importante, al involucramiento de todos y todas en este sistema de cuidados que perpetúa, no solamente la economía, sino la vida misma.
Referencias
- Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Economía del Cuidado.
Organización de Naciones Unidas. Recuperado el 8 de enero de 2023 de: https://www.cepal.org/es/subtemas/economia-cuidado#
- Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe. (2020). La economía
del cuidado como acelerador del cambio estructural con igualdad. Notas para la
Igualdad No. 30. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Organización de Naciones Unidas. Recuperado de: https://oig.cepal.org/sites/default/files/no30_esp_-_economia_del_cuidado.pdf
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Pablo Mendoza
Fundador del Proyecto ‘Poder en tu Voz’, exbecario UGRAD del Departamento de Estado de los EE.UU. y estudiante de Ciencias Jurídicas y Sociales.