Yo veo a los narcisistas como si fueran los dementores de Harry Potter porque succionan lo que hay en otros y cuando no queda nada en ellos o estos se van, colapsan
Psicóloga Marinés Mejía
A un narcisista se le reconoce por tener un patrón de grandeza, necesidad de admiración y falta de empatía, según el Manual de Diagnóstico Estadístico de Trastornos Mentales (DSMV) de la Asociación Psiquiátrica Americana.
Ser narcisista conlleva la incapacidad de establecer relaciones interpersonales sin un sentido grandioso de autoimportancia y minimizar sentimientos o logros ajenos. Pero en realidad, estas personas tienen una autoestima inferior y frágil, cuyo origen se explicará más adelante. Por lo mencionado, estos no aceptarán sus errores ni buscarán ayuda y evitarán a toda costa la responsabilidad de posibles daños que causen, explica la psiquiatra María José Lara.
El narcisismo puede parecer encantador de manera superficial porque estas personas suelen ser divertidas y extrovertidas, según Mejía. Pero, con el paso del tiempo, se tornan frías y manipuladoras. La psicóloga añade que la falta de empatía hace que actúen de manera indiferente y desinteresada frente a problemas, logros o retos de los que los rodean.
La psicóloga Montserrat Fernández, explica en un artículo de Awen Psicología que lo anterior se debe al fallo de las neuronas espejo. Estas son células en el cerebro que se activan cuando se imitan comportamientos; provocando así una sensación similar o igual a lo que siente la otra persona.
La etapa clave para su desarrollo es la infancia y su alteración dependerá de un maltrato, agresión o violencia, según el psiquiatra chileno Jorge Barundy. Esta distorsión de su funcionamiento repercute en la vida del individuo y en la de sus círculos sociales y familiares.
Un trastorno multifactorial
El narcisismo está situado en el Grupo B de los trastornos de personalidad, donde también está el antisocial, según la clasificación del DSM-V. Lara explica que este es un trastorno multifactorial porque no hay una sola causa. Sus raíces se dividen en dos: la carga genética y los factores ambientales. El primero no tiene tanta influencia como en otros trastornos (el Trastorno Límite de la Personalidad, por ejemplo), pero sí puede predisponer a la persona, aunque menos de un 50%, de acuerdo con Mejía.
Los elementos ambientales también son clave para determinar el desarrollo del cerebro de un humano. Mejía explica que este órgano se forma de atrás para adelante. Esta última parte, conocida como la corteza prefrontal, termina de estructurarse alrededor de los 25 años.
Dicho sector es el freno de las emociones, los deseos, pensamientos y regulador de la conducta humana, de acuerdo con la Revista de Neurología Viguera. Además, esta área del cerebro mezcla situaciones del pasado con las del presente, según Mejía. Agrega que un desequilibrio en la dopamina y la noradrenalina, ambos neurotransmisores, son parte de la predisposición y pueden originar una alteración en la personalidad del sujeto, que puede conducir a la disfuncionalidad, que es la incapacidad de desarrollarse plenamente en la vida.
El detonante de un trastorno puede encontrarse en la crianza de la niñez y adolescencia. Afecta tanto si la persona crece en un ambiente con sobreprotección, como si crece en abandono, se detalla en el libro Depresión: la noche más oscura, del psiquiatra Jesús Ramírez – Bermúdez. En el primer caso, Mejía opina que esto es restarle al niño la capacidad o autoconfianza de hacer las cosas por sí mismo. Y en el segundo, el futuro del infante dependerá de su capacidad de resiliencia y niveles químicos del cerebro para superar vivencias traumáticas.
Relaciones desiguales y codependencia
Estar en una relación afectiva con un narcisista provoca un sentimiento de inferioridad y minusvalía, falta de confianza en sí misma y constante culpabilidad. Lara considera que estas son relaciones desiguales y codependientes en las que una persona coloca al narcisista en un trono o puesto superior y este se cree con esa prioridad.
La persona que idealiza es caracterizada por sentir que tiene que llenar una expectativa y puede llegar a convertirse en víctima si el narcisista la llegara a agredir físicamente. En ese caso, lo más probable es que él lo niegue u oculte por la preocupación de dañar su imagen ante la sociedad, comparte Mejía.
Aunque en este escrito se tome como referencia el caso hipotético de un hombre narcisista, las mujeres también pueden padecer de este trastorno, de acuerdo con Lara. Sin embargo, el porcentaje de casos es menor.
“Pareciera que no, pero en realidad, el narcisista es más codependiente porque no es capaz de dar, nada más de recibir. (…) Él se siente vacío y ansioso si no tiene a quien drenar”, explica Lara. Según ella, una vez que su pareja se haya alejado de él, las probabilidades de que este acuda a terapia aumentarán por posible depresión, ansiedad y abandono.
¿Psicoterapia o fármacos?
Este trastorno se diagnostica en la adultez a partir de los 20 años. No puede diagnosticarse antes porque en la niñez se presentan rasgos parecidos que son normales para el desarrollo del niño (por ejemplo, querer o creer ser el centro de atención), indica Lara.
Durante el proceso, el profesional utiliza entrevistas, pruebas psicológicas y evaluaciones de síntomas. Asimismo, toma en cuenta los criterios que tiene este trastorno. Un narcisista no acudirá a terapia por un error propio, sino por episodios de ansiedad o depresión por la partida de su pareja, indica Mejía. Y “al dar el diagnóstico, que es ideal hacerlo entre un psicólogo clínico y un psiquiatra, el paciente muy probablemente lo negará. Quizá no continúe terapia o no será constante, porque es parte de creer que no puede estar mal y de exagerar sus capacidades”.
Mejia detalla que en el narcisismo la terapia es más complicada porque es discontinua. Además, indica que hay que explorar su infancia para descubrir el origen y comenzar a trabajar en la empatía. Para ello, se puede empezar con terapia conductual enfocada en situaciones que involucren adultos de tercera edad o niños para crear un sentimiento de empatía hacia ellos, explica.
Añade que el proceso dependerá de la motivación y capacidad de aprender a gestionar emociones y habilidades de comunicación del paciente. Asimismo, Lara expresa que la psicoterapia es indispensable para los trastornos de personalidad.
Si se presentan cuadros de ansiedad, impulsividad o depresión que incluyen disfuncionalidad o una conducta agresiva, se interviene con medicación. Esa impulsividad podría llevar al paciente a un trastorno antisocial, donde ya infringe las normas de la sociedad, lo que puede estar apoyado por un trastorno por abuso de sustancias.
Los medicamentos, indica Lara, el psiquiatra los receta de acuerdo con la historia clínica del paciente. En el caso de los antidepresivos no son adictivos; sin embargo, los ansiolíticos como las benzodiazepinas sí lo son. Por ello, las dosis son controladas, de acuerdo con la Fundación Mayo. Aunque estos fármacos no curan el trastorno, resultan útiles para sobrellevarlos.
¿Y la persona que estuvo con el narcisista?
Quien esté con un narcisista también podrá presentar depresión, ansiedad e incluso alguna condición médica como fruto de su relación, comenta Mejía. Esta persona también podría dejar de hacer cosas que le gusten y alejarse de sus círculos sociales a raíz de su relación. Sin embargo, la psicóloga menciona que su pronóstico es mejor que el del narcisista, porque tendrá mayor constancia en su proceso y mayor apertura a realizar cambios.
“El tratamiento para la persona que tiene o tuvo algún tipo de relación con un narcisista será más largo y continuo. Las víctimas de personas narcisistas suelen culparse a sí mismas y eso les dificulta que superen esa experiencia.”, detalla Mejía.
La terapia de la posible víctima se enfoca en deshacerse de la culpabilidad a través de una reestructuración cognitiva. Lo más importante, menciona Mejía, es encontrar las causas de por qué llegó a esa relación y por qué se quedó. Este proceso se aborda según la voluntad del paciente.
Si la persona quiere continuar con su relación con el ser narcisista, Mejía menciona que el objetivo sería concientizar sobre lo que eso conlleva y si la persona está dispuesta a vivirlo, brindarle herramientas para que sea más fácil de llevar.
De lo contrario, el objetivo sería alejarse. Durante ese proceso se detectan los pensamientos disfuncionales y se les dirige a un pensamiento sobre la realidad que pasaron dentro de esa relación. Esto permite a que la persona comprenda lo que ha vivido durante su relación con la persona narcisista.
Denuncia en caso de agresión
Las víctimas pueden abocarse al Ministerio Público (MP) para guiar el proceso, en caso de que sea una mujer la víctima de violencia física, sexual y psicológica, esta puede llevar un proceso de demanda y orientarse a través de la Línea 1572.
Este es un modelo exclusivo para mujeres brindado por el Ministerio Público que atiende las 24 horas. También pueden acercarse al Modelo de Atención Integral para Mujeres Víctimas de Violencia I´x Kem (MAIMI), una sede de atención integral ubicada en la Zona 7, Colonia La Verbena.
Una vez puesta la denuncia en el MP, lo ideal es proceder a una evaluación física y mental para conocer el estado de la víctima, explica Mejía. Si la víctima no denunció, el Instituto de la Víctima (que se encuentra en la Z10 capitalina, pero también tiene sedes en el interior) le puede brindar asistencia gratuita y la Fundación Sobrevivientes, ubicada en la Zona 1, la cual ofrece una casa refugio.
En definitiva, las personas narcisistas son peligrosas porque no se detecta ni se dimensiona muchas veces el problema que ocasionan en una relación
Maria José Lara
mientras estemos en un vínculo con un narcisista, nadie más que ellos importará. No solo afecta a la persona relacionada con él, sino también a él mismo
Maria José Lara
Aunque todas las personas pueden tener rasgos no patológicos relacionados con el narcisismo, cuando las características se exceden e interfieren en relaciones interpersonales, se debe buscar ayuda. Y quien observe estas conductas en un tercero, puede buscar ayuda para no envolverse en un juego que le hará perder su esencia y evitar estar en un ambiente inestable.
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Cristina Meyer
Estudiante de Periodismo en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Activista por los derechos de la mujer y la comunidad LGBTQ+.
Yolanda Tórtola
Estudiante de Periodismo Profesional y de Criminología y Política Criminal. Apasionada por el baile y la lectura de novelas policíacas. No creo en la objetividad, pero sí en el equilibrio como modo de vida.