“Cuando llegaste, me dijiste lo siguiente: “Le daré a Gimil-Sin (cuando venga) lingotes de cobre de buena calidad”. Te fuiste entonces, pero no hiciste lo que me prometiste. Pusiste lingotes que no eran buenos ante mi mensajero (Sit-Sin) y dijiste: “Si quieres cogerlos, cógelos; si no quieres cogerlos, ¡vete!” ¿Por quién me tomas, que tratas a alguien como yo con tanto desprecio?” -Nanni, carta a Ea-Nasir.
Antes de que adivinen, les comento que lo anterior no es una crítica de un cliente molesto en el Marketplace de Facebook; tampoco un mensaje a un vendedor en WhatsApp. Esta es la tablilla de Ea Nasir, considerada por muchos como uno de los ejemplos de quejas clientelares más antiguos de la historia. Esta tablilla fue datada al imperio babilónico, hace más de 3 mil 800 años, se encuentra labrada en escritura cuneiforme. Se cree que Ea Nasir era un comerciante de cobre, perteneciente al ya floreciente gremio de mercaderes de la ciudad de Dilmun; misma que, realizaba comercios con el imperio babilónico de Ur (actualmente Irak). Poseía una pésima reputación por la mala calidad del cobre que vendía. El sitio de excavación en particular es denominado Casa IV y en ella se encontró no solo una tabla cuneiforme con cartas dirigidas a Ea Nasir, sino once tabletas diferentes.
Ea Nasir era un especialista en la venta de cobre en lingotes y de manera eventual, productos acabados del mismo material. Si bien existe una considerable cantidad de tablas cuneiformes de arcilla cocida en los sitios arqueológicos del antiguo Dilmun y Ur, las tablillas de Ea Nasir brillan con una singular naturaleza. Sus actos desconsiderados y plenamente engañosos en el negocio del cobre pasan a la historia de la humanidad y sirven como un símbolo de que donde existe un negocio, existirán aprovechados.
Un dato interesante de la tablilla de Ea Nasir es lo que está ausente de la misma. En los libros de: “Cartas del Babilonio temprano en Larsa” de Henry Frederick Lutz, y el libro “Documentos y cartas de Babilonia antigua tardía” del autor Jacob J Finkelstein, se realiza una serie de traducciones de cartas encontradas en diferentes sitios arqueológicos de Mesopotamia, escritas y datadas de tiempos similares a aquellos en los que vivió Ea-Nasir.
En dichas cartas podemos observar una parte muy importante, en el saludo las personas iniciaban sus cartas y escritos bajo una suerte de fórmula religiosa. Stephanie Dalley en su artículo “Fórmulas de saludo de la babilonia antigua y el archivo iltani de rimah” se refiere a ello aduciendo que muchas de las cartas de la babilonia antigua “[…] incluyen una fórmula de saludo, en la cual, una o más deidades son invocadas y desean la larga vida del receptor de la carta”.
Podemos mencionar a manera de ejemplo algunas traducciones de cartas babilónicas:
- Carta con una solicitud para abstenerse de dar ocasión a procesos legales hasta la llegada del escritor.
Para Bala, dile de esta forma. Así dice Kubbutia, ¡Que Shamash te mantenga en buena salud!. Hasta el día que yo llegue, no den ocasión a Taribatum para iniciar procesos legales”.
- Carta con una orden de granos para las tropas babilónicas
Para Sunum-ilu, dile: Así dice Shumun-libshi: ¡Que Shamash te mantenga bien! Dale a Ili-idinnam 120 quintales de grano. El grano para las tropas. No se lo niegues.
En estos ejemplos, podemos evidenciar la invocación al dios babilónico Shamash, dios del sol. La invocación de dioses dependería del área geográfica de donde viene la persona.
Menciona la citada Stephanie Dalley que:
“Es bien sabido que todas las ciudades de Mesopotamia tenían a sus deidades locales, misma que era la deidad en jefe de la ciudad: Marduk en Babilonia, Shamash en Sippar, Ishtar en Uruk y Ashur en la ciudad de Ahsur, para nombrar algunas…”.
Lo que puede denotar esta ausencia, es que las cartas enviadas a Ea Nasir, no tenían un tono jovial, sino un carácter de reclamación. Una orden de devolver lo que Ea Nasir había tomado. Esto es muy importante en el aspecto histórico de las cartas. Indica Michael Rice en su libro: La arqueología del golfo árabe, que, en esa época los mercaderes ofrecían humildad y decoro en sus cartas, tratándose con un gran respeto y sentido de caballerosidad. Esto en virtud que ser caballero era un estado legal y establecía una serie de prerrogativas sobre las demás personas, por ende el mantener tal estatus era sumamente importante.
Uno solo puede imaginar la frustración y el enojo de sus clientes, tan molestos estaban que se sentaron con cincel a escribir en arcilla, luego cocinarla, mandarla con sus siervos, solo para que acabara en una colección similar en casa del comerciante.
¿Y qué fue de Ea Nasir? De acuerdo con el citado autor, Ea Nasir se retiró para vivir una vida próspera luego de su inescrupulosa carrera mercantil.
En la actualidad, más de 3 mil años después, las posibilidades para poder obtener de vuelta lo que fue dado engañosamente son increíbles. Si tengo problemas con un vendedor puedo tomar mi teléfono móvil, publicar una mala reseña en redes sociales y así asegurarse de que tenga su merecido. Podría incluso de volverse viral, perder sus negocios. Sin embargo, en la Babilonia antigua, lo único que podía hacerse era entregar tablas de arcilla y apelar al buen juicio del vendedor, para que corrigiera el mal hecho. Y como hemos evidenciado, Ea-Nasir, no tenía un muy buen juicio.
Sin embargo, no es la primera, ni será la última vez que un medio escrito hable de Ea Nasir y sus malas prácticas de comercio. Cada tanto tiempo, la historia vuelve al conocimiento colectivo, como si de una graciosa anécdota se tratare. Incluso, fue inmortalizado en forma de memes, los cuales se refieren al poderoso comerciante Ea-Nasir.
¡Que nunca se deje intimidar por las críticas ajenas!
Saúl Melgar
Referencias
- Cartas del Babilonio temprano en Larsa de Henry Frederick Lutz.
- Documentos y cartas de Babilonia antigua tardía de Jacob J, Finkelstein.
- Fórmulas de saludo de la babilonia antigua y el archivo iltani de rimah de Stephanie Dalley.
- La arqueología del golfo árabe de Michael Rice.
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José Melgar
Apasionado de la historia, estudiante de las leyes, aficionado de la política; pero, sobre todo, adicto a la escritura. Una amalgama que me ayuda a traer mi punto de vista respecto a los siempre presentes problemas del diario vivir y como esto afecta en micro y macro al mundo entero.