Foto: Iván Castro
Llega septiembre y con él, se celebra una vez un el histórico evento de la Independencia de Guatemala. Son ya 201 años. Sin embargo, en épocas recientes, Guatemala se ha visto golpeada por la insensibilidad de sus líderes y el abandono de sus instituciones. La sociedad y las personas que más necesitan de alguien que vele por ellos, simplemente se ha visto resignada a vivir día a día buscando opciones de supervivencia.
La crisis se observa en cada rincón del país. Hundimientos que cobran vidas, deslaves que bloquean carreteras. Funcionarios que cobran grandes sumas de dinero en dietas y sueldos pero que poco o nada hacen para el bienestar de sus pobladores. Hoy la política es un negocio, sucio, que solo sirve para enriquecer a pocos y despojar a muchos.
Hoy Guatemala llora. Llora las injusticias, llora la desigualdad, pero sobre todo, llora la falta de líderes.
En un país como Guatemala, es difícil ser un líder. Hay esquemas de poder que todavía prevalecen, aunque han habido muchos que han defendido lo que queda de este país. Cantamos con emoción la frase “Si mañana tu suelo sagrado, amenaza invasión extranjera”, cuando la invasión es desde adentro.
Muchos jóvenes han salido a defender esta patria, en diferentes formas y gestos. Pero es claro que el sistema no tiene un contrapeso que parezca corregir el rumbo. Hace mucho que no vemos nuevos candidatos en las elecciones y los pocos, terminan siendo lo mismo pero con cara diferente.
Guatemala hace mucho ya no tiene líderes natos, líderes que crean en sus ideales y convicciones. Se esconden, huyen o simplemente callan. Los movimientos que perduran son aquellos que no solo atraen a las masas, sino que las dirige gente que cree firmemente en sus ideas. Se necesita que estos líderes resurjan.
Pero esto no sucede de la noche a la mañana. Esto es un proceso que se empieza ya en el 2023 con las elecciones. No se trata de votar por el menos peor, sino de tener un voto informado y consciente. Crear nuevas agrupaciones, generar diálogo, explorar nuevas ideas. No quiero pensar que Guatemala está destinada a no salir del hoyo; pero si queremos salir, necesitamos más jóvenes dispuestos a crear cambios.
Es hora de que los líderes que tanto añoramos lleguen. Pero no hablo de estos que cada 4 años aparecen solo para ganar popularidad, vender humo y luego desaparecer. Hablo de gente verdaderamente comprometida. Es claro que el sistema tiene reglas con las que es difícil jugar, pero no es imposible. Si aún queda gente que cree en este país, aún queda esperanza para todos. Que en un par de años hablen de estos nuevos líderes y como con ellos, una nueva Guatemala llegó.
No nos dejemos vencer, que hay una luz al final de este túnel
Las ideas plasmadas en este texto son responsabilidad de su autor y ajenas a Telégrafo.
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José Guerra
Ingeniero electrónico interesado en temas tecnológicos relacionados con inteligencia artificial y blockchain. En mis tiempos libres suelo escribir en temas como novela policiaca, poesía y columnas de opinión. https://linktr.ee/guerraj