Guatemala, un país que se cae a pedazos

Guatemala en muy pocos periodos de su historia ha sido próspera y si observamos sus procesos históricos más fructíferos, como la revolución de octubre de 1944, ni siquiera estos han perdurado mucho en el tiempo. Esta columna pretende ser un análisis general del contexto guatemalteco reciente y cómo este país lleva desmoronándose por décadas.

Guatemala en muy pocos periodos de su historia ha sido próspera y si observamos sus procesos históricos más fructíferos, como la revolución de octubre de 1944, ni siquiera estos han perdurado mucho en el tiempo. Esta columna pretende ser un análisis general del contexto guatemalteco reciente y cómo este país lleva desmoronándose por décadas.

Fuera de los paisajes, la comida regional y la pobreza, hay poco que romantizar en Guatemala, aunque claro si te defines como alguien “¡puro chapín 502, orgulloso de ser de Guate, que chulo tu chucho colocho!” quizá esta no sea tu columna, aunque personalmente creo que con urgencia deberías leerla.

Bien, el tema de que Guatemala es un país empobrecido y en crisis no es algo nuevo el país viene en declive desde 1954 después de un breve periodo de desarrollo urbano y por supuesto a nivel técnico y teórico la cosa se complejiza muchísimo, sin embargo, vamos abordar la temática de forma más general y comenzaremos dándole una vista a algunos sucesos recientes.

Dos sonrisas apagadas

Foto: Prensa Libre

Ya se ha escrito sobre este caso aquí en Telégrafo, no obstante, renombrarlos no está de más. Joselin Chacón Lobo y su esposo Nelson Villatoro se dedicaban al noble oficio de caracterizar payasos, sus nombres artísticos eran Chispita y Charquito respectivamente. Desaparecieron el pasado 9 de mayo y desde entonces sus familiares y allegados no tuvieron descanso ni tregua buscándolos. No fue hasta la noche del jueves 30 de junio que se supo algo sobre su paradero.

 

El Ministerio Público y los Bomberos Voluntarios informaron que sus cuerpos se encontraron en estado de descomposición enterrados 6 metros bajo tierra en las cercanías de Villa Nueva. Así mismo el Inacif dio a conocer sus causas de muerte, ambos murieron por estrangulamiento.

El féretro de Chispita recorrió las calles de Amatitlán acompañado de muchas personas y colegas artistas que se despedían de ella entre llantos y lágrimas exigiendo justicia y entre la multitud, su madre Victoria Lobo y sus hijos quienes se suman a las numerosas personas que exigen justicia en Guatemala sin obtener respuesta.

La tasa de impunidad en Guatemala ha alcanzado incluso cifras superiores al 99% con tan solo dos de cada 100 casos llevados a juicio, este trágico acontecimiento tan solo es un ejemplo de tantos similares que día a día sufren los guatemaltecos y guatemaltecas.

No solo en sentido figurado, también literalmente

Foto: Publinews

Es casi irónico que un presidente cuya gestión es evidentemente pésima culpe a la lluvia de estos sucesos. Guatemala siempre se ha caracterizado por una pésima infraestructura vial y esto es una manifestación de una pésima e ilícita administración de los recursos.

El hundimiento de Villa Nueva que tiene casi 20 metros de profundidad no es más que el epítome de gestión pública mediocre inundada de nepotismo y pago de deudas políticas por medio de licitaciones públicas.

Siendo simplistas la cosa funciona así: 

Para las obras públicas se contratan empresas de algún financista de campaña o alguien a quien se le debe un favor político. Luego la construcción de esta obra se supervisa de forma precaria para no molestar al dueño de la constructora.

Por si fuera poco, se utilizan materiales de pésima calidad para maximizar las ganancias de la constructora, propiedad de a quien se le debe un favor político. 

Como resultado, tenemos un país que se cae a pedazos cada que llueve literal e institucionalmente pues una licitación pública es solo una forma de cobrar un favor hecho en campaña. En definitiva es urgente que los y las guatemaltecas dejemos de romantizar Guatemala y tomemos consciencia de lo inminentemente necesario que es enterarnos de esta realidad social y hacer algo al respecto para que el slogan de “la eterna primavera” deje de ser algo irónico y trágico en cuanto a nuestro país respecta.

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