¿Huimos o esperamos a la muerte?

Una distinción sobre la Trama del “Gato con Botas: el último deseo” En la última película del Gato con Botas, encontramos una trama simple pero con una narrativa interesante, que nos deja ver a nosotros como espectadores lo mucho que debemos valorar la vida y cada momento de esta.

En la última película del Gato con Botas, encontramos una trama simple pero con una narrativa interesante, que nos deja ver a nosotros como espectadores lo mucho que debemos valorar la vida y cada momento de esta. 

Sin embargo, creo que más allá de una lección, surge una incógnita que pretendo descomponer. Y es que cuando pensaba en las muchas respuestas de esta pregunta, me percate de cuán irreal parecía nuestra pacífica, retadora, dolorosa pero valiosa vida, pues pese a que es la única que tenemos no vivimos pensando en cuando la perderemos…

Somos seres que contamos con fecha de caducidad, un momento en el cuál no podremos seguir viendo atardeceres o desesperandonos con el tráfico, seres que en algún momento cerraremos nuestros ojos y no veremos más el rostro de aquellas personas que estuvieron en nuestras vidas, seres que un día dirán su último adiós.

Y con todo este sentimiento de nostalgia que puedan generar las palabras de despedida en un momento de sensibilidad, será solo eso, un momento. Pues cuando esa sensación pase, seguiremos con nuestra vida tal y como estaba hace unos instantes. 

Precisamente el “Retomar nuestra vida” es lo que el Gato con Botas hacía cuando moría y luego se levantaba sin ningún rasguño, seguir con la vida, olvidando que una vida más ha acabado. Pese a que parece algo muy sencillo pensar en que esto es fantasía, creo que particularmente todos y cada uno de nosotros tiene un lobo acechando en cada instante, esperando el momento en que pueda reclamar nuestra vida. 

El lobo dentro de la historia cumple a la perfección su papel como antagonista, así como también nos impone una imagen contundente de vida “La muerte siempre está ahí”, pues precisamente eso es el lobo, la muerte, ese ser incansable que espera por el gato, quien se ha burlado de él una y otra vez  pero al parecer ya solo le queda una última oportunidad. El lobo más allá de apantallar con una batalla física, trabaja con las emociones del gato, lo hace se

Algo mucho más importante que la lucha constante del Gato con Botas por escapar y esconderse de la muerte, es el porqué este anhelaba tanto seguir respirando…Mantener su leyenda, un gato que había hecho tanto en la vida podríamos pensar que aceptaría la muerte, pues su nombre ya quedó grabado en el mundo, pero no es así, pues el gato quiere seguir viviendo desesperadamente porque no le parece suficiente y basto todo aquello que logró en su vida y a todos los que tuvo en ella. 

Este es el reflejo perfecto de nuestra insaciable sed de vida, porque así viviéramos veinte, cuarenta, sesenta o cien años, ninguno de estos nos parece suficiente, porque creeremos que no hemos hecho lo suficiente, precisamente por eso es que solo contemplamos nuestra existencia cuando estamos al borde de desaparecer. Cuando nuestro aliento parece estar porcionado y nuestra mente divaga imaginando y recordando lo que fue y lo que pudo ser. 

Tan solo en ese momento recordamos que no somos inmortales y esa mortalidad nos impulsa a seguir viviendo con intensidad. Existe una  pregunta más en cuestión, ¿qué pasaría si viviéramos sabiendo y conociendo al lobo que nos espera al final del camino?, sin en vez de huir de él, lo aceptamos y viviéramos no pensando en que moriremos o que debemos dejar nuestra huella, sino más bien  pensando en lo contradictoriamente deleitante que se vuelve tener un inicio y un fin. 

Sin importar cuanto duela este fin, estaremos gozos de saber que nuestra vida es una historia que deja con ganas de más, porque lo que la hace importante es el tiempo que la recorrimos y lo que a nosotros nos gusto hacer, no aquello que se esperaba que hiciéramos y nunca llegó, porque al final lo que nos debería mover  es vivir con intensidad hasta que ese último respiro sea un placentero y bien merecido descanso. 

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