Fuente: Netflix
El narcotráfico es un flagelo que ha destrozado muchas familias, ha roto el tejido social y ha penetrado en lo profundo de la política en toda Latinoamérica. La inmersión del narco en la sociedad es profunda, por lo que podemos hablar propiamente de la narcocultura y cómo ello contiene una serie de signos y símbolos propios de cualquier otra comunidad.
Interpretar el narco en los medios audiovisuales es complejo. Por un lado, tenemos aquellos que exaltan la vida e historias de los narcotraficantes, y por otro lado, tenemos a quienes hacen crítica de lo anterior. Muchas veces esta crítica se queda en lo impactante y lo crudo, dándonos en realidad un contenido de acción como es la serie de Netflix, Narcos. De igual forma podemos encontrar “El Infierno” de Luis Estrada. Ambas se han acogido más como una exaltación del narco, que una crítica al mismo.
En el triste caso de “El Infierno”, el retrato fílmico de la violencia desplaza toda la parte siniestra del narco ligado a la defensa, política y religión. Desde otro punto de vista, la laureada cineasta y documentalista salvadoreña – mexicana, Tatiana Huezo, nos brinda otra forma de retratar esta maldición del narco, una donde la violencia no es explícita, donde sabemos que está presente, pero no la vemos. “Noche de Fuego” es una forma impactante, dolorosa y real para conocer qué es lo que las mujeres y niñas están viviendo ante la violencia producida por el narcotráfico.
La película inicia con una mamá cavando la tierra, coincidencia o no, es similar a esas escenas donde los familiares pican la tierra en búsqueda de los desaparecidos. Lo que está haciendo la mamá es medir a su hija para hacer un escondite en caso que el narco vaya a buscarla. Más tarde, Ana, una de las niñas dentro de la película, sale por agua, cuando ve a alguien de la comunidad que fue violentada dentro de su casa. Ella, junto a otros niños y niñas, están creciendo y desarrollándose en un contexto de todo tipo de violencia, desde la sistémica del Estado, hasta la generada por la delincuencia organizada.
En esta película no hay necesidad de mostrar la violencia gráfica, tampoco mostrar la opulencia del narco, aquí se muestra el miedo que ocasiona el narcotráfico sin verlo, sabiendo que en cualquier momento pueden aparecer, lo cual ocasiona que la película esté en constante tensión con el espectador.
La violencia es como un monstruo al que no vemos nunca, que está ahí, que está latente, que lo envuelve todo
Tatiana Huezo
Este es el retrato de lo que Tatiana Huezo define como “mujeres reales”, así como niñas “guerreras, rebeldes, contestatarias”. Ellas son las protagonistas de la historia. La película nos ilustra la transición que viven tres amigas de la niñez a la adolescencia, cuando se cuestiona el mundo, sus cuerpos, sus vidas, todo en un entorno de incertidumbre. El temor de las protagonistas está en aquello de lo que no se habla, pero que todos saben que es: la violencia sexual. Para Rita Laura Segato:
La violación, toda violación, no es una anomalía de un sujeto solitario, es un mensaje de poder y apropiación pronunciado en sociedad. La finalidad de esa crueldad no es instrumental. Esos cuerpos vulnerables en el nuevo escenario bélico no están siendo forzados para la entrega de un servicio, sino que hay una estrategia dirigida a algo mucho más central, una pedagogía de la crueldad en torno a la cual gravita todo el edificio del poder
La instrumentalización sexual de la mujer es un tema que varios Estados utilizaron para dominar y crear terror en la sociedad. Sin ir muy lejos, es algo que el Ejército utilizó constantemente durante el Conflicto Armado Interno en Guatemala, de esta forma lograron destrozar lazos comunales en muchos lugares. En el caso de México, durante la Guerra Sucia de los 60s-90s, muchos de los cuerpos de seguridad de ese entonces, terminaron siendo aliados del narcotráfico más adelante. Mucha de la violencia sexual actual, es legado de las represiones estatales del pasado.
Sin lugar a duda, la película de Tatiana Huezo, basada en la novela “Prayers for the Stolen” de Jennifer Clement, nos da otra visión del narco, desde las niñas. Sin hacer alusión al morbo ocasionado por la violencia gráfica, sin mostrar algún narcotraficante carismático. Una historia mexicana que fácilmente podría abrazar cualquier otra nación donde el narco ha penetrado la vida diaria. Donde el fortalecimiento de los lazos comunales parecen ser una vía de lucha en donde el Estado ha dejado de ser operante. Una película humana, demasiado humana que duele.
Trailer oficial de la película de Tatiana Huezo: “Noche de Fuego”.
Las ideas plasmadas en este texto son responsabilidad de su autor y ajenas a Telégrafo.
Referencias
Rita Laura Segato. (2016). “La guerra contra las mujeres”.
Netflix Latinoamérica. “Noche de fuego | Razones por las que Tatiana Huezo hizo la película”. https://youtu.be/FtimpjEpmXQ