Inicialmente porque desde la primera y segunda guerra mundial y antes de que se acabase la guerra fría, el Estado era considerado el único objeto de seguridad y estaba relacionado directamente con la capacidad militar que un Estado tuviese a su favor.
Sin embargo, tomando en cuenta todas las repercusiones que dejaron las guerras, y analizando directamente otro tipo de conflictos y problemas estructurales que amenazaban la paz y la seguridad internacional, los investigadores se dieron cuenta que, para hablar de paz, no solo se referían a la ausencia de guerra, sino a todos los factores que amenazaban la paz; tales como la pobreza, la desnutrición, la desigualdad, la discriminación, la migración irregular, entre otros. Y es cuando en la post guerra fría, el concepto tradicional de seguridad cambia, y se enfoca en los riesgos no solo del Estado, sino de los individuos, de las colectividades, todo lo que engloba la seguridad humana y la seguridad multidimensional.
Anteriormente, el concepto de seguridad promovía una paz negativa (la cual se basaba en poner fin a la guerra, a los conflictos armados, a la violencia militar) y el paradigma que imperaba era el Realismo, en donde los Estados eran los actores principales de las Relaciones Internacionales y el principal ámbito de estudio era el poder. (Morgenthau, 1986)
Con la disolución de la URSS y el fin de la guerra fría, se da una reconfiguración de la seguridad internacional y lo que se quería promover era una paz positiva, en donde se impulsara la presencia de relaciones constructivas y de condiciones que permitan el desarrollo personal y grupal. Tal como lo establece la Organización de Naciones Unidas (ONU), desde los Objetivos del Milenio hasta actualmente los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Asimismo, el abordaje de la seguridad internacional se convierte en una visión holística de la Seguridad Humana, tomando en cuenta que tiene una visión mucho más amplia y aborda problemáticas como el medio ambiente, el crimen organizado, las crisis migratorias, la pobreza extrema, violencia de género, los ciberataques, crisis sanitarias (la pandemia de la Covid-19) la cual sigue siendo una amenaza y riesgo para la seguridad internacional y ha afectado los ámbitos económicos, políticos, sociales, ambientales y también culturales, entre otros.
Debemos de aceptar que nuestras sociedades son dinámicas y que con el transcurso del tiempo el enfoque de seguridad tanto nacional como internacional irá adaptándose a los nuevos desafíos y conceptos.
Lo que ayer fue considerado un riesgo para la seguridad internacional, en esta era de globalización y postmodernidad, debemos preguntarnos ¿Cuáles son los nuevos riesgos y amenazas de seguridad para el siglo XXI?, y ¿Qué están haciendo nuestras autoridades para mitigar los nuevos desafíos de la seguridad?
Que nuestro país no esté inmerso en un conflicto bélico, no significa que exista paz en el territorio. Tomando en cuenta que tenemos otros tipos de problemáticas que amenazan el bienestar de nuestra sociedad y que impiden el desarrollo integral de los individuos.
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Ana Corado
Estudiante con cierre de pensum en Relaciones Internacionales con especialidad en Seguridad Internacional en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Especialista en temas de desarrollo sostenible, cooperación internacional, alianzas para el desarrollo, sistema de Naciones Unidas, entre otros.