Cada 20 de octubre nos despertamos y nos sentimos tan vacíos, hay algo en el aire que se torna distinto, porque extrañamos tanto a nuestro icono. Toda la población se vuelca en las calles para conmemorar el Día de la Revolución, la muerte de Oliverio Castañeda y entre todo el caos, aparece Ricardo Andrade y su memoria. Aquel que nunca anhelo el norte, creció bajo los árboles y conoció al cadejo, dejó en nuestra memoria sus letras y carisma… Ricardo por siempre.
Guatemala es arte en todas sus formas. Y fue durante la década de los noventa que vio su época musical florecer entre los procesos de paz y el grito estratosférico de alto el fuego. En esta época dorada, un hombre de pelo largo, sonrisa encantadora y letras conmovedoras toca los escenarios de los grandes clubes del rock, los corazones de cientos de fans y la memoria de este país que guarda sus mejores momentos en el ideario colectivo.
Ricardo Andrade es uno de los mejores cantautores que Guatemala ha tenido. Su obra y legado siguen siendo parte de una generación de ochenteros que crecieron y vieron relucir a Andrade en un período dónde Guatemala renació gracias a la música. Cada una de sus letras forman parte elemental del aire que respiramos, porque él existió solo para nosotros y nosotros lo amamos a él con todo el sentimiento de la Garra Chapina.
Ricardo nació un 28 de noviembre de 1971. San Marcos fue la cuna de este gran guatemalteco; lo vio crecer, desarrollarse, dar sus primeros pasos en la música y formarlo para ser uno de los grandes.
El joven de pelo largo fue parte de la famosa generación y movimiento cultural de la “Garra Chapina”. El Rock Nacional vio la luz durante finales de los ochenta y principios de los noventa. En este gran periodo histórico, la música de nuestro país pudo cerrar las barreras culturales y unir a miles y miles de jóvenes que exigían momentos de arte puro, liberación social y paz en cada rincón del país.
La famosa Garra Chapina fue la culpable de darnos grandes grupos rockeros, muchos vigentes hasta hoy. En la palestra aparecen nombres como Alux Nahual, Bohemia Suburbana, La Tona, Viernes Verde, Radio Viejo, Fabulas Aticas y por supuesto, Ricardo Andrade y el estrés que lo mantenía como parte de estos últimos adictos del rock nacional.
Fue en este contexto que Ricardo Andrade llega a la gran escena musical de nuestro país. Él era la representación opuesta de otros homólogos que buscaron comercializar su música por medio de grandes compañías y países como México. Andrade se quedó en este país y poco a poco logró abrirse camino entre los clubes, conciertos pequeños y filas interminables de estudiantes que apostaron por aquel chico de guitarra y porte fuera de lo común.
A principios de los noventa, Andrade funda una de las bandas más exitosas y emblemáticas de la historia del rock nacional, Stress. En 1990 logran publicar sus primeras dos canciones: “Ya No se Hacer Conmigo” y “Te Llevaré”. Junto a David Montenegro, Glen Montenegro y Mickey Morales logra grabar dichos temas. Estos cuatro jóvenes se embarcan en una gran hazaña histórica que los llevó a colocarse en los primeros puestos de las radios en Guatemala por más de tres meses consecutivos.
En el año de 1992 el grupo produce su primer disco en vinyl, un 45rpm, el cuál contenía los temas: “Cualquier Día” y “Quiero Consumirme en Ti”. Estos temas tuvieron un éxito moderado en las radios y lograron unirlas a sus otros temas para salir de gira por todo el país.
En 1993, un año después de esta publicación de corta duración, bajo el mismo sello disquero, producen “Estrés Mix 12” que incluía cuatro temas: “No Basta Esperar”, “Llegando Hasta a Ti”, “La Llave Oculta” y “Sombras”. Estos 4 temas son esenciales para comprender la carrera y magnificencia de Ricardo.
La famosa canción “No Basta Esperar” coloca a “Estrés” de nuevo, en el primer lugar en un gran número de emisoras radiales, por varios meses. Esto los lleva a recibir múltiples premios y reconocimientos a nivel nacional, así como gozar del éxito popular de la generación de oro de la música en nuestro idioma. Guatemala se coloca al lado de Andrade y hacemos sus letras nuestras. El ADN de aquella generación cuenta con pequeñas partículas de aquellos grandes temas.
Esta gran época no fue solo una historia más, algo que solo se escribió, pero se olvidó; por el contrario, se convirtió en un recuerdo que puede verse en nuestro interior. A partir de este momento, el amor se convirtió en el sentimiento más profundo que sentimos hacia él. El pelo largo y sonrisa cautivadora llegaron a abarrotar los recintos con personas que anhelaban seguir oyendo más de aquel soñador.
En 1994 grabaron su primer álbum de estudio: El Cadejo. Este disco contenía diez temas: “La Guerra Santa”, “Quiero Ir”, “El Cadejo”, “Soplar el Viento”, “Símbolo de Paz”, “Cualquier Día”, “Eres Tú”, “Queriéndote seguir”, “No basta esperar” y “La Llave Oculta”. Estos temas fueron un éxito rotundo en las radios de Centroamérica y por supuesto, Guatemala. Después de varias horas escuchando aquel disco, la población de todo este país enraizó sus partículas musicales a la vida de Ricardo y Stress.
Este disco forma parte del patrimonio musical de nuestro país. Miles de personas siguen resguardando este proyecto como oro sólido que representa todo lo que nuestros jóvenes querían. Ricardo logró viralizar los piercings, medias de malla, chumpas de cuero, maquillaje negro y bares rockeros que captaron los espacios del centro histórico.
Un año después graban de forma independiente el álbum “Autopirata”, con los temas: “Por Qué la Extraño Tanto”, “Romper el Silencio”, “El Norte” y “Estoy Aquí”. Estos temas fueron la cúspide toda su carrera. Las 4 canciones son esenciales para todos los que forman parte de la Garra Chapina.
Video el norte
Con el cadejo nos dejamos guiar y encontramos a Andrade escribiendo “El Norte”. Esta canción específicamente es una de las críticas sociales más importantes de la Garra Chapina. El tema es una historia de amor que se torna difícil debido a las barreras económicas y sociales que el Estado cimenta y roba los sueños de amor de nuestros compatriotas en los Estados Unidos.
Hoy seguimos coreando: “Porque si él no se hubiera marchado, y si aquí se pudiera vivir, todo esto no hubiera pasado”
Simultáneamente, se presentan en teatros y lugares cada vez más grandes con llenos totales. A final de ese año, se hace el lanzamiento de “Autopirata Plus”, el cuál incluía cuatro nuevos temas: “Tan Vacío”, “El Árbol”, “Un Día Como Pocos” y “Sólo Siénteme Otra Vez”.
“El Árbol” se convirtió en una de sus mejores canciones, gracias a sus analogías y riqueza poética. Todos nuestros sentidos fueron formando raíces que lograron sostener el sueño de Ricardo, quien con el tiempo pudo lograr tocar el cielo con las ramas de su pasión. Sintiendo nuestros los campos, creamos un milagro y juntamos nuestras voces en una sola… Nos volvimos uno mismo.
En 1996, el grupo ya realizaba cientos de conciertos en toda la república. Lugares como Quetzaltenango, Escuintla, Guatemala y Sololá abren sus puertas a este marquense. En el proceso de esta gira publican nuevos temas, tales como: “El Blues”, “Barco de Papel” y “Una Charla con Dios” entre otros.
“Una charla con Dios” se vuelve en la canción ícono de la idea de Dios por parte de Andrade. En este tema, descrito como una oración muy cercana, Andrade intensifica como, la idea de un ser supremo se vuelve en la parte taciturna del ser a lo largo de su vida. En un mundo que se va acabando y nos va matando, es necesario poder hablar con alguien que entienda nuestro sufrimiento, porque jamás aprendimos a andar a oscuras.
Video una charla con Dios
La banda busca internacionalizar su música en México, pero la presión y los problemas entre los integrantes desemboca en el fatídico final de aquella banda que logró unir cientos de voces en un solo coro de amor. Después de casi 10 años de carrera musical, el grupo decide desintegrarse, dejando así, un gran legado musical.
En 1998 Ricardo Andrade no deja su sueño musical y conoce a uno de sus grandes amigos, el ex baterista de Yttrium y más reciente de Bohemia Suburbana, Sergio Fernández “Taz”. Junto a él luego de un año, logra unificar a la famosa banda de “Ricardo Andrade y los Últimos adictos” quedando definida con: Ricardo Andrade (voz, guitarra electroacústica), Sergio Fernández “Taz” (Batería), Rolando López (Guitarras), Jorge Espaderos (Bajo), Pablo León (Teclados).
El grupo fue formado por integrantes que vienen de diferentes corrientes musicales; sin embargo, la banda presenta una propuesta de Rock Pop experimental con folk, funk setentas y lo electrónico, que en aquella época era lo comercial. Este punto de unificación y aires de innovación los hizo un grupo distinto a lo demás de la Garra Chapina, distante en muchas formas de grupos como Viento en Contra y Malacates Trébol Shop, quienes eran los grupos nuevos de la época.
El nombre nace de la expectativa de vida de los integrantes. Las acciones no solo son las drogas y no deben ser nocivas por imperatividad; hay adicciones buenas como lo es la música y ellos fueron nuestra adicción principal por 3 años de carrera magistral.
Después del trabajo y la experiencia de todos los integrantes del grupo la banda logra concretar su primera producción titulada “SOBREDOSIS” la cual fue estrenada el 4 de diciembre de 1999. Este disco le dio un giro a temas que habían sido publicados anteriormente por Stress. Algunos de los ejemplos de esta nueva composición musical y sonidos a grandes clásicos, los cuales son: “El norte” y “El blues”.
Esta producción fue la carta de presentación del grupo a toda la sociedad guatemalteca. La expectativa era alta, ya que todos conocían a Ricardo y lo que era capaz de hacer. Los nuevos temas “Todo Gira”, “Sin Color”, “En Medio de Esta Fé” y “Elemento”, siguen siendo parte de los clásicos del Rock nacional, esta última también fue parte del proyecto unplugged de Radio Atmosfera, el cual reunió a grandes grupos del rock nacional y nos dio versiones acústicas de los éxitos rockeros de la época.
Ricardo jamás cerró las puertas de nuestra ilusión, y existió cada segundo para nosotros. El aire que respiramos fue esencial para comprender que el Elemento de nuestra música era centralizado en Andrade y sus últimos adictos. En el aire entró en nosotros, como una almohada cuido nuestros sueños y por medio de su voz dijimos todo lo que deseábamos decir.
Su música nos dio eternidad, sueños en colores, juegos coherentes y fe en los cambios. Este disco resucitó a Ricardo en nuestro corazón, pero también lo inmortalizó.
En el año 2001 Ricardo publica su último disco, llamado “Introspectiva”, junto a los Últimos Adictos. En este disco siguió la temática de recuperar varios de sus éxitos con el grupo anterior y mejorar la calidad del audio. Algunos sonidos nuevos y presentar aquellos de siempre en un disco inmortal. Pintando su nombre en las paredes, este disco que tuviéramos algo de su esencia cada vez más cerca. Nuestro corazón solo quería estar con él.
Algún tiempo pasó y su voz seguía en cada rincón, pero su presencia física fue mermada de este plano. Llegó octubre del 2002, el sentimiento de la revolución estaba en el aire. Los fríos de diciembre eran percibidos y los Últimos Adictos seguían de gira con aquellos discos que los hicieron esenciales.
El 14 de octubre del 2002, Ricardo Andrade, vocalista de Los Últimos Adictos y Gabriel Rivera, tecladista, promocionaban su música con un concierto en el noroeste del país. Se dirigían de regreso a la capital luego del arduo trabajo y entre los testimonios, figura que pasarían a visitar a un amigo durante el viaje. En el trayecto fueron víctimas de un atentado que dejó sin vida a Rivera y gravemente herido a Andrade.
Ricardo pudo resistir 6 días en el Hospital General San Juan De Dios, pero los pocos cuidados del hospital y la insalubridad provocaron que Ricardo contrajera una neumonía que le apagó la mirada un 20 de octubre, del fatídico 2002.
Los días de incertidumbre provocaron lágrimas de miles de fans que formaron largas filas que despidieron al grande del rock aquel día de la revolución. Aquel día de fiesta se incrustó en los rockeros como día de luto. Aquella generación de delineadores negros y pulseras tradicionales guardaron silencio en el día de los gritos de libertad, porque uno de los grandes libertadores había fallecido.
Hoy su música sigue siendo parte icónica de nuestro patrimonio. No hay un rockero de los noventa que no sepa quién es Ricardo, no hay chapín que no conozca el coro del norte, no hay 20 de octubre que no sea en memoria de Ricardo y nuestra adicción por sus grandes letras. Por las calles en las que estuvimos coreando su música, por los besos que dimos al ritmo de sus temas, por el día que conocimos su voz y por aquellas canciones nada tontas que hasta nos hacen pensar en él.
Hoy no escuchamos el silencio, hoy oímos su voz. Hoy cada centro de Rock le da un tributo al grande de grandes, al Ricardo entre Ricardos, al hombre del blues que con su cadejo sigue en nuestro ser.
Estamos presos en este amor… Ricardo y su revolución, la revolución y nuestro Ricardo.
Related Tags
José Moran
Activista Social en temas de visibilizacion para la comunidad LGBTIQ+ y casos de justicia transicional. Estudiante de la Escuela de Ciencias Políticas y Ciencias de la comunicación en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Egresado de la escuela de formación política Enredadxs. Educando y tomando voz para que algún día dejemos de sobrevivir, y empecemos a vivir en plenitud … porque al final del día, todos seguimos cantando, a pesar de todos los intentos por silenciarnos.