¿Por qué el cambio climático afecta nuestra salud?

La crisis climática es una crisis de salud pública. La contaminación del aire mata a aproximadamente 7 millones de personas cada año, mientras que el cambio climático provoca desastres naturales con consecuencias más extremas, exacerba la desnutrición, destruye los ecosistemas que nos alimentan, deja escasez de agua a grandes sectores y áreas del mundo y alimenta la propagación de enfermedades infecciosas como la malaria, entre otras consecuencias que normalmente no nos detenemos a analizar. Las mismas emisiones que causan el calentamiento global son responsables de más de una cuarta parte de las muertes por ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón y enfermedades respiratorias crónicas.

La contaminación ambiental es un fenómeno que afecta directa e indirectamente la salud de las poblaciones y no solo de seres humanos, pues también altera el equilibrio de los ecosistemas. 

La crisis climática es una crisis de salud pública. La contaminación del aire mata a aproximadamente 7 millones de personas cada año, mientras que el cambio climático provoca desastres naturales con consecuencias más extremas, exacerba la desnutrición, destruye los ecosistemas que nos alimentan, deja en escasez de agua a grandes sectores y áreas del mundo y alimenta la propagación de enfermedades infecciosas como la malaria, entre otras consecuencias que normalmente no nos detenemos a analizar.

Las mismas emisiones que causan el calentamiento global son responsables de más de una cuarta parte de las muertes por ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón y enfermedades respiratorias crónicas.

Actualmente, se sabe que la mayoría de los seres vivos residen en áreas donde la contaminación ambiental es superior a los límites establecidos como saludables. Diferentes organizaciones dedicadas a la protección e investigación en materia de salud y del ambiente, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Agencia Estadounidense de Protección del Ambiente (EPA) y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) han estimado que millones de personas y animales están expuestos a niveles elevados de compuestos tóxicos y que pueden estar presentes en el ambiente a cielo abierto, en el agua que consumimos, en el suelo, en el interior de las casas, en el lugar de trabajo, etc. 

Como es de suponer, el tipo de compuestos tóxicos presentes y su concentración en el ambiente dependerá estrechamente del nivel de desarrollo industrial de cada país, de la actividad industrial predominante y de las medidas de protección al ambiente que tenga el gobierno, así como las leyes del país.

La contaminación atmosférica es el principal riesgo ambiental para la salud en las Américas. La OMS estimó que 1 de cada 9 muertes en todo el mundo es el resultado de condiciones relacionadas con la contaminación atmosférica. 

Los contaminantes atmosféricos más relevantes para la salud son los materiales particulados (PM) con un diámetro de 10 micras o menos, que pueden penetrar profundamente en los pulmones e inducir la reacción de inflamación y las células de defensa. La mayoría de estos contaminantes son el producto de la quema de combustibles fósiles, pero su composición puede variar según sus fuentes. 

Los riesgos y efectos en la salud no están distribuidos equitativamente en la población. Las personas con comorbilidades, patologías previas, sistema inmune comprometido, los niños menores de 5 años y los adultos entre 50 y 75 años de edad son los más afectados. También se ven afectadas las personas que viven en estado de pobreza y pobreza extrema, que viven en situación de vulnerabilidad ante la contaminación de sus lugares de residencia, las mujeres e hijos que utilizan estufas tradicionales de leña o biomasa para cocinar y calentarse también corren mayor riesgo.

En la región de las Américas, se datan 93,000 muertes anuales en países de ingresos bajos y medios (LMIC) y 44,000 en países de ingresos altos (HI) son atribuibles a la contaminación atmosférica, siendo la cifra de muertes 18 por cada 100,000 habitantes, en los países LMIC y 7 por 100,000 en los países de HI, según datos de la OMS.

Las Américas a su vez, son la región más urbanizada del mundo según el World Population Prospects, The 2012 Revision. El 79% de la población de América Latina y el Caribe (ALC) vive en pueblos y ciudades con más de 20,000 habitantes. Esto representa una importante demanda de energía, incluyendo la provisión de servicios, la producción y consumo de materiales y bienes, el transporte y la movilidad, todo lo cual contribuye con la contaminación del aire. 

Hay efectos de la contaminación del aire sobre la salud a corto y largo plazo, siendo la exposición a largo plazo y de larga duración la más significativa para la salud pública. El 36% de las muertes por cáncer de pulmón, el 35% de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el 34% de los accidentes cerebrovasculares y el 27% de las cardiopatías isquémicas son atribuibles a la contaminación atmosférica. Sin embargo, el mayor impacto es sobre la mortalidad infantil, ya que más de la mitad de las muertes de niños menores de 5 años por infecciones agudas de las vías respiratorias inferiores (ALRI), son debidas a partículas inhaladas por la contaminación del aire interior, producto del uso de combustibles sólidos.

Hablando del transporte, las mercancías y la movilidad humana se basan principalmente en soluciones individuales, que exigen un alto consumo de energía con baja eficiencia. Además, los vertederos de desechos en la ciudad y provincia que, en gran parte no están regulados para residuos sólidos y de origen industrial, la ausencia de políticas públicas para el sector de recolección y clasificación, representa no solo una fuente de emisiones de metano y sitios de reproducción de vectores tóxicos, sino también grandes cantidades de partículas finas por incendios accidentales y no accidentales, con grandes aportaciones potenciales a la contaminación atmosférica en entornos urbanos y rurales.

La quema de desechos también se practica ampliamente en muchos países, lo que puede contribuir a la mala calidad del aire y, sobre todo, afectar a los empleados y personas que residen aledañamente. Globalmente, la energía doméstica es una fuente importante de contaminación del aire exterior, la contaminación del aire en los hogares (HAP), que proviene principalmente de cocinar en estufas tradicionales a fuego abierto, es responsable del 12% de la contaminación global por partículas finas ambientales (PM2.5) según datos de la OMS.

Dentro de América Latina, Guatemala es el cuarto país peor clasificado en calidad del aire, según el ranking realizado por IQAir junto con Greenpeace. Esto se generó con base a los datos de calidad del aire 2022, se obtuvieron de la plataforma de monitoreo de calidad del aire en línea en tiempo real de IQAir, que, valida, calibra y armoniza los datos de calidad del aire de las estaciones de monitoreo ubicadas en todo el mundo.

Para analizar mejor esto, debemos comprender la clasificación de las partículas que representan los índices para la evaluación de la calidad del aire, que son las PM2.5 Y PM10.

Entre las características que se consideran para la permanencia de las PM10, es que estas al ser partículas gruesas son muy insolubles y no higroscópicas, por lo que la distancia que pueden recorrer estas partículas puede variar de menos de 1 kilómetro a decenas de kilómetros. Por lo anterior, su permanencia en la atmósfera puede ser de minutos, hasta horas. 

En el caso de las PM2.5, al ser partículas finas son muy solubles, higroscópicas y delicuescentes, por lo que la distancia que pueden recorrer puede variar de cientos a miles de kilómetros. Por ello, las partículas PM2.5 tienen una permanencia en la atmósfera de días a semanas.

A continuación, podemos observar una comparación, en cuanto al diámetro, que realizó The California Air Resources Board.

Tanto las PM2,5 como las PM10 se pueden inhalar y algunas se depositan en las vías respiratorias, aunque la ubicación de la deposición de partículas en los pulmones depende del tamaño de las mismas.

Se han asociado varios impactos adversos para la salud con la exposición tanto a PM2,5 como a PM10. Para PM2.5, las exposiciones a corto plazo (de hasta 24 horas de duración) se han asociado con mortalidad prematura, aumento de admisiones hospitalarias por causas cardíacas o pulmonares, bronquitis aguda y crónica, ataques de asma, visitas a urgencias, síntomas respiratorios y restricciones. 

Estos efectos adversos para la salud se han informado principalmente en bebés, niños y adultos mayores con enfermedades cardíacas o pulmonares preexistentes. Además, de todos los contaminantes atmosféricos comunes, el PM2,5 se asocia con la mayor proporción de efectos adversos para la salud relacionados con la contaminación del aire, tanto en los Estados Unidos como en todo el mundo, según el Proyecto Carga Global de Enfermedades de la OMS.

Las exposiciones a corto plazo de PM10 se han asociado principalmente con el empeoramiento de enfermedades respiratorias, incluido el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), lo que lleva a hospitalizaciones y visitas al departamento de emergencias.

La exposición prolongada (de meses a años) a PM2,5 se ha relacionado con la muerte prematura, particularmente en personas que padecen enfermedades cardíacas o pulmonares crónicas, como la Fibrosis Pulmonar Idiopática, que es una patología con un pronóstico bastante malo debido al daño irreversible en los pulmones, cuyo último medio al tratamiento, es el trasplante pulmonar. También se da una reducción del crecimiento de la función pulmonar en los niños. 

Los efectos de la exposición prolongada a PM10 son menos claros, aunque varios estudios sugieren un vínculo entre la exposición prolongada a PM10 y la mortalidad respiratoria. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) publicó una revisión en 2015 que concluyó que las partículas en la contaminación del aire exterior producen cáncer de pulmón.

¿Quién corre mayor riesgo de exposición a partículas?

Las investigaciones señalan que los adultos mayores con enfermedades previas cardíacas o pulmonares crónicas, los niños y los asmáticos son los grupos con mayor probabilidad de experimentar efectos adversos para la salud con la exposición a PM10 y PM2.5. Además, los niños y los neonatos son susceptibles a sufrir daños por la inhalación de contaminantes como PM, porque inhalan más aire por libra de peso corporal que los adultos, respiran más rápido, pasan más tiempo al aire libre y tienen cuerpos más vulnerables por estar aún en desarrollo. Además, el sistema inmunológico inmaduro de los niños puede hacer que sean más susceptibles a la PM que los adultos sanos.

La investigación del Estudio de Salud Infantil iniciado por CARB encontró que los niños que vivían en comunidades con altos niveles de PM2.5 tenían un crecimiento pulmonar más lento y tienen pulmones más pequeños a los 18 años, en comparación con los niños que vivían en comunidades con niveles bajos de PM2.5.

La contaminación del aire tiene efectos catastróficos para los niños. A nivel mundial hasta un 14% de los niños de 5 a 18 años tienen asma relacionada con factores como la contaminación del aire. Cada año, 543,000 niños menores de 5 años mueren a causa de enfermedades respiratorias relacionadas con la contaminación del aire solo en América Latina.

¿Cómo afectan las partículas al medio ambiente?

Se ha demostrado en estudios científicos que las partículas reducen la visibilidad y también afectan negativamente al clima, los ecosistemas y los materiales. Las PM, principalmente PM2,5, afectan la visibilidad al alterar la forma en que la luz se absorbe y se dispersa en la atmósfera

Con referencia al cambio climático, algunos componentes de la mezcla de PM ambiental promueven el calentamiento climático. Por ejemplo, el carbono y el metano, por lo que las PM ambientales producen daños al nivel de los ecosistemas y agravan el calentamiento global. 

Las PM pueden afectar negativamente a los ecosistemas, incluidas las plantas, el suelo y el agua, mediante la deposición de PM y su posterior absorción, puede afectar la calidad y claridad del agua, por supuesto esto también afecta a los consumidores de la misma agua. Los compuestos metálicos y orgánicos del PM tienen el mayor potencial para alterar el crecimiento y el rendimiento de las plantas, provocando la pérdida de nutrientes esenciales de las mismas, incluso toxicidad y envenenamiento a los consumidores posteriormente.

¿Las partículas en suspensión son un problema en interiores?

Algunas de las partículas que se encuentran en el interior se originan en el exterior, especialmente las PM2,5. Estas partículas ingresan a los espacios interiores a través de puertas, ventanas y orificios en las estructuras de los edificios, casas, hospitales, etc. 

Las partículas de origen interior incluyen componentes derivados de fuentes biológicas, muchos de los cuales son alérgenos conocidos como pólenes, esporas de moho, ácaros del polvo, insecticidas domésticos y cucarachas. 

Las actividades en interiores como fumar tabaco, cocinar y quemar leña, velas o incienso, aromatizantes en forma de aerosol o procedimientos estéticos también generan partículas. Pueden formarse en interiores a partir de reacciones complejas de contaminantes gaseosos emitidos por fuentes como productos de limpieza domésticos y de higiene corporal.

¿Cuán contaminado puede estar el aire antes de que empiece a afectar a nuestra salud?

Con respecto a las PM2,5, las directrices de la OMS establecen que el nivel máximo de seguridad es una concentración media anual de 10 μg/m3 o menos. Para alentar a las ciudades a reducir la contaminación del aire, incluso si no pueden alcanzar los niveles ideales de seguridad, la OMS ha establecido tres metas intermedias: 

  • 15 μg/m3 (meta intermedia 
  • 25 μg/m3 (meta intermedia No. 2).
  • 35 μg/m3 (meta intermedia No. 1).

Muchas ciudades superan actualmente el nivel más alto representado por la meta intermedia.

Existen grandes diferencias entre los países de la Región de las Américas con respecto a la adopción de las Directrices de Calidad del Aire (AQG) de la OMS. Los principales contaminantes atmosféricos regulados en la región son: PM10, PM2.5, NO2, Ozono y SO2. PM10 está regulado en 21 países; NO2, en 20 países; Y PM2.5, en 15 países.

Solo Canadá, los Estados Unidos, Guatemala, Perú y Bolivia han adoptado la OMS-AQG o niveles más bajos para PM10 en su legislación nacional y solo Canadá, Estados Unidos y Guatemala para PM2.5.

La aplicación y el control de las regulaciones existentes también son limitadas, ya que sólo 19 de los 35 países de la Región de las Américas proporcionan información sobre las mediciones de la calidad del aire a nivel del suelo. Además, el 84% de las ciudades con sitios de monitoreo de la calidad del aire se encuentran en países de altos ingresos.

CALIDAD DEL AIRE EN GUATEMALA

Datos del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) de septiembre del 2023 señalan lo siguiente en cuanto a los departamentos con mayor afectación en la calidad de aire:

 

Pero esto es solo un dato promedio, ya que, si realmente observamos las estadísticas también presentadas por el INSIVUMEH, podemos observar que se sobrepasaron algunos límites en días específicos.

CIUDAD DE GUATEMALA

QUETZALTENANGO

Siendo los departamentos de Quetzaltenango y Ciudad de Guatemala, los departamentos con la calidad de aire más baja históricamente.

RECOMENDACIONES

  • Disminuir el uso del automóvil y la motocicleta; caminar, usar bicicleta o el transporte público. Esto reduce la contaminación, pero también mejora la salud al mantenernos activos. 
  • Evitar productos que generen compuestos orgánicos volátiles (madera, carbón, disolventes, pinturas, adhesivos, plásticos, aerosoles, aromatizantes y otros) para reducir las fugas de gas con PM2.5 Y PM10. 
  • Emplear el agua y la energía de manera racional y eficiente. Si es posible, instalar paneles solares y sistemas de calentamiento solar de agua.
  • Evitar o disminuir la adquisición de productos plásticos de un solo uso o empaquetados. 
  • Aminorar la generación de residuos y separarlos para facilitar su reciclaje y no quemar basura ni otros desechos.
  • Reciclar no solo disminuye la cantidad de basura que hay en el planeta, también ayuda a mantener la calidad del aire: se aprovechan los recursos y de esa manera se reduce considerablemente los procesos de fabricación que generan gases nocivos para la atmósfera.
  • Usar sprays que sean respetuosos con el medio ambiente y no generen gases invernadero.
  • Cuidar las zonas verdes de las ciudades, ya que funcionan como el pulmón de oxígeno de los núcleos urbanos y pueden ayudar a absorber CO2.
  • No derrochar el agua, ducharse en tiempos más cortos, tener un sistema de doble descarga en la cisterna del baño o cerrar los grifos cuando no se esté utilizando el agua.
  • Consumir productos sostenibles y reducir la carne en la dieta son dos formas de evitar la sobreproducción de alimentos y, por tanto, de reducir las emisiones de metano producidas por el ganado.
  • Tener una adecuada ventilación en casa, para mejorar la calidad del aire interior. Tener plantas de interior ayuda a renovar el aire de forma natural y efectiva.
  • No fumar en espacios cerrados. O, si la casa lo permite, habilitar una zona para fumadores que esté aislada del resto del hogar y que pueda ventilarse con facilidad.
  • En verano, usar de manera racional el aire acondicionado en caso de tenerlo. Encontrar la temperatura exacta para mantener la casa fresca y no abusar en el uso, dado que consume mucha energía.
  • No fomentar actividades de celebración en la que se utilice pirotecnia o quemar cualquier tipo de material.
  • Los camiones que transporten material particulado (tierra, desechos de construcción, entre otras) utilicen una cubierta para evitar la dispersión de partículas.
  • Utilizar mascarilla en todo momento para reducir riesgos de inhalación de contaminantes.

Reducir la contaminación ambiental, es tarea de todos.

RECOMENDACIONES

  1. De Celis R. y A. Feria-Velasco (2004), “Efecto de la contaminación ambiental por hidrocarburos sobre la respuesta inmune”, en Zaitseva G., A. Orozco y J. Peregrina (editores), Inmunidad y ambiente, Guadalajara, Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, Universidad de Guadalajara, pág. 218. 
  2. Chicojay, C., & Molina, P. P. (2023). INFORME MENSUAL ÍNDICE DE CALIDAD DEL AIRE SEPTIEMBRE 2023. PDF
  3. Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (niosh), (2005), Evaluación de sustancias peligrosas para la salud, Washington, D.C.
  4. Organización Panaméricana de la Salud. (2023). Calidad del Aire Ambiente. OPS. LINK
Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *



Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad de su autor. Revista Telégrafo firme con su compromiso de promover el pensamiento crítico y libertad de expresión en la sociedad guatemalteca, brinda espacios abiertos, auténticos y sin filtros para que personas de distintos sectores de la sociedad puedan expresarse, sin embargo, la publicación de este artículo no supone que el medio valide su argumentación o la verdad de sus conclusiones.
You May Also Like
Leer más

¿Cómo funciona la minería en Guatemala?

El origen de la minería recae sobre los habitantes prehispánicos que empezaban a utilizar algunos minerales y rocas para la fabricación de herramientas y artículos ostentosos. Para las sociedades antiguas, la adquisición y transformación de estas materias primas era importante, a tal grado, que actualmente se puede observar el nivel tecnológico
Leer más