Etimológicamente, la palabra procrastinación viene del latín: pro, adelante y crastinus, mañana. Por lo tanto, se puede decir que la procrastinación es la tendencia a perder tiempo, demorar o posponer intencionalmente tareas o situaciones en lugar de afrontarlas.
¿Por qué dejamos las cosas para mañana?
La procrastinación es el resultado de la lucha entre el cerebro emocional y el cerebro racional. Por un lado, nuestro cerebro instintivo o emocional, que es rápido, enérgico y visceral, únicamente piensa en el ahora y no le importa el mañana. Mientras tanto, nuestro cerebro racional, el que piensa y analiza, el que reflexiona y le cuesta actuar, es más prudente y piensa en el futuro.
Una de las características de la procrastinación es que tenemos la intención de realizar la tarea tarde o temprano, porque de alguna manera sabemos que su realización es algo por lo que tenemos que pasar.
Además, puede llevarnos a actitudes compulsivas o muy intensas, las cuales sirven para evadir la responsabilidad principal. Entre estas acciones se pueden mencionar: comer mucho, jugar videojuegos, tiempo excesivo en redes sociales, entre otras. Todas ellas para recibir una gratificación instantánea.
Existen distintos tipos de procrastinadores dependiendo del factor que mayor peso tenga en cada persona. Principalmente podemos mencionar:
- Expectativa: baja confianza en uno mismo
- Valor: dependencia de la recompensa y ser propenso al aburrimiento
- Impulsividad: no puede esperar
Expectativa
Hay procrastinadores por exceso y por falta de optimismo. El exceso de optimismo los lleva a no actuar, esperando sentados que ocurra un milagro, queriendo la mayor recompensa con el mínimo esfuerzo. Pero al contrario del exceso, la mayoría son pesimistas y no son conscientes de sus capacidades, por lo que no llegan a intentarlo.
Valor
Este tipo de procrastinadores son propensos al aburrimiento. Las tareas que no les agradan tanto son las que suelen posponer, sobre todo cuando son repetitivas, monótonas y sencillas. Si resulta muy difícil, se frustran y las abandonan. Pero si son demasiado fáciles, se aburren y eventualmente también las dejan.
Impulsividad
Éste es el elemento central de la procrastinación, porque lo que realmente sabotea todo es la impulsividad.
¿Cómo lo solucionamos?
- Aprendiendo a gestionar las emociones, pues en ocasiones los bloqueos se generan de forma inconsciente, creyendo que puede ocurrir algo peligroso al realizar la acción
- Desarrollar la confianza en nosotros mismos, pues muchas veces no somos capaces de tomar decisiones
- Desafiar la pereza
- Generar entusiasmo por el cambio
- Organización, planificación y aprender a gestionar el tiempo
- Vencer la resistencia establecida dando pasos pequeños o fijándonos metas a corto plazo. Esto lo podemos lograr separando las actividades en tareas más pequeñas
- Reconocer los pequeños logros y establecer una recompensa por afrontar la situación
- Evitar elementos que pueden distraernos: la televisión o el teléfono
En la siguiente infografía te dejo algunos consejos para ser más productivo:
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Larissa Cubul
Estudiante de psicología. Interesada en temas de salud mental, desarrollo personal, problemas sociales y política. Apasionada por la escritura y lectura.