¿Límites dentro de la “familia”?
Estamos en pleno siglo XXI, ya se acabaron los tabúes de “los hombres no lloran”, “yo no digo lo que pienso”, “no me gusta llorar”, “es mi familia de sangre y por eso le debo respeto”, entre otras frases que estaban inmersas en una dinámica poco sana en nuestras relaciones.