Un día de Todos los Santos sin ellas ni ellos

La celebración del Día de Todos los Santos y de los Santos Difuntos es una tradición muy arraigada en la población guatemalteca, entre la solemnidad y fiesta, la de recordar a nuestros familiares y amigos que fallecieron, recordar esas sonrisas, esos enojos, esos abrazos, esas tristezas, esa vida que vivimos junto a ellos y por lo cual las y los estamos recordando con tanto amor en estos días.

La celebración del Día de Todos los Santos y de los Santos Difuntos es una tradición muy arraigada en la población guatemalteca, entre la solemnidad y fiesta, la de recordar a nuestros familiares y amigos que fallecieron, recordar esas sonrisas, esos enojos, esos abrazos, esas tristezas, esa vida que vivimos junto a ellos y por lo cual las y los estamos recordando con tanto amor en estos días. Estas celebraciones tienen sus propias sensorialidades culturales, la música que oían los difuntos, las comidas como el fiambre y manzanilla, los olores de las flores, el sentir rugoso de los nichos donde descansan y el poder ver al cementerio tan alegre y a la vez tan triste.

Sin embargo, también es un día agridulce para recordar a aquellos que no sabemos dónde están, quienes están desaparecidos. Durante 36 años (1960-1996) Guatemala sufrió el Conflicto Armado Interno, el cual llevó a estimaciones de aproximadamente 40,000 desaparecidos. Las desapariciones forzadas en Guatemala constituyeron una práctica de terrorismo de Estado el cual deja inmersa a los familiares y amigos del desaparecido en una especie de duelo alterado como mencionaría la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH).

"Lo peor de la desaparición es la incertidumbre, uno no sabe si el familiar está vivo o muerto o qué le están haciendo"

La desaparición forzada constituye un hecho cruel, de terrorismo de Estado y horror político. Aquí entramos en algo llamado duelo inconcluso. No hay cuerpo que enterrar, no hay lugar donde recordarlo, no sabemos si está vivo o muerto. Es la incertidumbre. Tenemos que reconocer el valor del entierro en una cultura como la guatemalteca, algo que el antropólogo Ricardo Falla S.J menciona:

“La estructura del entierro consiste fundamentalmente en la aceptación pública, a la vista de todo el pueblo, de la muerte biológica del difunto”

Se reporta que el Conflicto Armado Interno en Guatemala dejó 45,000 desaparecidos. Fuente de la imagen: Asociación Memoria Dignificación y Esperanza. (2016). Hasta ver Justicia. Disponible en: http://recursosbiblio.url.edu.gt/publicjlg/Libros_y_mas/2016/03/hast_ver_just.pdf

El quiebre de esta ceremonia es la ruptura del tejido social. Recordemos que en los entierros estamos todos reunidos, tanto aquellos que dieron tanta alegría en la vida del individuo, como enojos. Sabemos que nuestro ser querido ya pasó a otro plano existencial, tenemos la certeza que él o ella ya está en otro aspecto de la vida, uno no material que se reconforta en las distintas formas de concebir la muerte según nuestras creencias. Pero con la desaparición esto es diferente. ¿Estará vivo? ¿Se fue exiliado? ¿No nos puede contactar para protegernos? ¿Será militar/guerrillero ahora? Una incertidumbre tan fuerte que hace que se vuelva en una inapagable esperanza que en ocasiones pueden llegar a ocasionar alucinaciones, creyendo que el desaparecido se expresa de formas fantasiosas. Pero cuando “la angustia, la rabia, la desesperación y el dolor han pasado, entra la resignación” mencionaba Carlos Figueroa Ibarra. Ante la situación y el tiempo transcurrido, muchos familiares aceptan el cruel destino de sus desaparecidos. Aquellos que no tienen un espacio donde recordar por parte de sus familiares, que no saben qué les pasó, si sufrieron o fue rápido. Aquellos que en estos días se siguen extrañando con cierta amargura, pero con la esperanza que estén en un mejor lugar alejados del infierno en la tierra.

Comprendiendo la desaparición e incertidumbre, aún hay más casos que recordar. Todos los migrantes que han buscado mejores oportunidades, pero que, en el transcurso del viaje, quedaron varados y desaparecidos. Aquellos que eran sostén de la familia y que ahora sus familiares lloran y no saben a quienes pedir socorro ya que se encuentran en otro país. Es de reflexionar lo mucho que nos han dado los migrantes, para el trato tan cruel que se da a nivel estatal para la repatriación y búsqueda de desaparecidos por parte del Estado.

Así mismo, también están los 18,590 desaparecidos de los últimos 10 años (para fecha del 6 de junio de 2022). Ya sin una guerra ideológica, pero sí con mucha violencia, aquellas y aquellos que ya no volvieron a sus hogares por secuestros, o ejecuciones y ocultar las pruebas. Existen mecanismos de búsqueda tales como Alba Keneth para menores de edad e Isabel Claudina para mujeres. Sin embargo, se necesita un canal más especializado, donde los hombres también sean parte de los protocolos de búsqueda. Estos desaparecidos tienen diferentes ideologías y convicciones, muchos no son líderes sindicales o afiliados a movimientos políticos, son personas comunes víctimas de un Estado inoperante, casi fallido, que no ha sabido brindar seguridad integral ni respeto a la vida humana. Tanto así, que los desaparecidos son revictimizados, se les considera que andaban en malos pasos y que “por algo fue que desapareció”. En el caso de las mujeres es peor ya que la creencia es “estaba con el novio”, minimizando así la desaparición de una persona por cuestiones meramente machistas. Todas y todos debemos ser tratados con igualdad y dignidad.

Las y los desaparecidos merecen ser encontrados, es un deber como Estado, una exigencia como sociedad. Fuente de la imagen: Prensa Libre: Alerta Isabel Claudina: Twitter restringió por más de 24 horas cuenta de búsqueda de mujeres desaparecidas. Enlace: https://www.prensalibre.com/guatemala/justicia/alerta-isabel-claudina-twitter-restringe-cuenta-de-busqueda-de-mujeres-desaparecidas/

Este día de Todos los Santos y de los Santos Difuntos, habrá muchas familias que viven entre la desesperación y resignación por sus desaparecidos. Esperando que toquen a la puerta nuevamente para que pase esa pesadilla, o bien, tener la certeza que el familiar ya está descansando en paz. Nunca hay que olvidarnos de todos los desaparecidos y las desaparecidas durante el Conflicto Armado Interno porque es el punto de no retorno como sociedad. Al igual que hay que exigir un mecanismo de búsqueda integral para personas desaparecidas actualmente, víctimas de la violencia diaria que nos afecta como sociedad.

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