- noviembre 19, 2022
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¿Universidad pública o privada?


La educación superior definitivamente es algo fundamental para el desarrollo de un país, porque en las universidades se aporta conocimiento técnico, científico y social. Además, contribuye en muchos casos a la mejora económica, tanto para el núcleo familiar como también en su entorno.
Es importante mencionar que el índice de desarrollo humano en Guatemala, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), tiene un valor de 0.663, por debajo del 0.766 que presentan el resto de países de Latinoamérica, salvo Nicaragua (0.660) y Honduras (0.634), ocupando así el puesto 127 de 189 países.

Cabe resaltar que solo el 2.6% de la población entre 18 a 26 años ha iniciado sus estudios universitarios (IESAL, 2018). Y el porcentaje de quienes completan los primeros dos años de estudio se reduce aún más.
Definitivamente un factor importante para la elección de la universidad es el recurso económico, porque en esto se basa la accesibilidad que tendrán muchas personas para poder iniciar sus estudios superiores y es por eso que muchas personas eligen la universidad pública, que es una diferencia abismal en cuanto al pago de matrícula anual, materiales de estudio o libros que deben adquirir.
Pero, algo que definitivamente deben tomar en cuenta es la burocracia de sus procesos administrativos; pensaríamos que lo difícil serían los exámenes, la elaboración de tesis o incluso el examen técnico profesional, pero no. Tanto así que hay personas que retrasan su proceso de graduación hasta más de dos años, por la poca fluidez en los distintos procesos que deben llevar a cabo para finalmente graduarse. Y es algo que muchas veces no tenemos en mente, más que el prestigio de una universidad u otra, que realizan procesos tan tediosos para obtener la papelería o títulos, ya sea para juramentarse ante los distintos colegios profesionales, obtener una mejor oportunidad laboral, o simplemente para culminar el sueño que empezó unos años atrás.

Lastimosamente dentro de esos mismos procesos también existe el mal acostumbrado “soborno” o “cuello”, ya sea para aprobar puntos de tesis o agilizar la entrega de la papelería solicitada, lo que nos hace ver que en muchas de las universidades que existen, no se libran para nada de la mala “costumbre” de “el que no tranza no avanza” que tanto daño le ha hecho al país. Un fenómeno que personalmente me ha tocado ver en la universidad pública, por muchos compañeros que deben visitar la universidad para que su proceso avance de una forma más rápida, pero al no tener “cuello” deben seguir en la tediosa tarea diaria de buscar luchar contra el sistema y de una vez por todas lograr su tan anhelado título universitario.
Al final de cuentas, instituciones que en un inicio se crearon para la formación de profesionales con criterio y razonamiento propio, que buscaban ser un tanque de pensamiento, resultan siendo maquilas de títulos, que posteriormente servirán para el gran engranaje de corrupción arraigado en Guatemala.
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