Zenobia, reina de oriente y enemiga de Roma

El imperio romano tuvo una larga lista de enemigos durante su existencia. Los galos, godos, persas, cartagineses son ejemplos que se vienen a la menta. Sin embargo, una guerra poco hablada fue la que tuvieron con el Imperio de Palmira y una mujer que pasaría a la historia, por su valentía. Zenobia, la reina de Oriente.

Roma, un imperio de crisis y guerras

El imperio romano fue sin lugar a duda, uno de los más exitosos estados en la historia conocida. El mismo se extendió desde el año 27 A.C hasta el año 476 D.C. Fue un imperio que inició con la pequeña península italiana y en su apogeo bajo el emperador Trajano, logró expandirse hasta ocupar la mayoría de Europa, parte de Asia y de África. Los romanos eran una sociedad de políticos, pensadores, escritores, historiadores, pero por sobre todo, un imperio de soldados disciplinados. A través de este ejército, obtuvieron una economía de guerra estable, con lo cual se logró la denominada Pax Romana o paz de roma. Sin embargo, esta paz no impidió que en su historia, el imperio se viera envuelto en una constante serie de crisis internas y externas.

Una de estas crisis fue la denominada Crisis del Siglo III. Misma que sumergió al imperio romano en una lucha de clases sociales desde la muerte del emperador Alejandro Severo, en el año 235 y el ascenso de Diocleciano al trono del Imperio, en el año 284. Las motivaciones de esta crisis fueron debidamente exploradas y sintetizadas por el historiador Carlos G. García Mac Gaw en su artículo: ROMA: LA CRISIS DEL SIGLO III Y EL MODO DE PRODUCCIÓN TRIBUTARIO, en donde menciona que existen cuatro causas centrales.

  • La política: una clara división entre el senado, conformado en su mayoría por la clase alta aristocrática romana o los patricios versus el ejército, conformado por algunos patricios y ciudadanos romanos que buscaban mejorar su clase social.
  • La económica: esta es definida por el citado autor en una doble perspectiva.  “Primeramente una crisis productiva, causada por una baja en los rendimientos por abandono de tierras, baja demográfica y sobre tasación fiscal. En segundo lugar, se plantea la crisis del sistema de intercambios comerciales, producto de una enorme inflación monetaria y de la interrupción de las vías de comercialización…”
  • La social: “producida por los levantamientos campesinos o esclavos (bagaudas y bandidismo social) o expresada igualmente en violentos movimientos cristianos heréticos…”
  • La militar: “producto de la presión de los pueblos bárbaros sobre las fronteras. La multiplicación de estas situaciones lleva al hundimiento del sistema defensivo tradicional que se ve desbordado por la enorme presión…”

Sus efectos llevaron a un parteaguas dentro de la historia. Se pasó del denominado Alto Imperio al bajo imperio y casi constituyó la destrucción del imperio romano.

Durante este caos, en el año 224 se funda un nuevo imperio, el de los persas sasánidas. Quienes rápidamente mediante las políticas de su rey Sapor I empezarían una campaña para expandirse y tomar algunas de las regiones de Asia, rápidamente las ciudades de Antioquia y Armenia cayeron ante el rey persa. En respuesta, el emperador romano Valeriano se lanzó en un desesperado ataque que él mismo liderará contra Sapor I. Lamentablemente, este terminaría capturado, preso y posteriormente ejecutado de forma cruel ante Sapor.

Es en este contexto de desesperación ante la expansión persa en Asia, es que la ciudad de Palmira entra en escena.

Palmira “La perla del desierto”

Plinio el viejo, historiador de la época describe en su libro Historia Natural Libros III al VI a Palmira

Ciudad notable por su emplazamiento, por las riquezas de su suelo y por sus agradables aguas, tiene sus campos rodeados por desiertos de arena en un dilatado contorno y, como aislada por la naturaleza del resto d la tierra, se encuentra por una suerte particular en medio de los dos imperios más poderosos, el de los romanos y los partos.

Esta situación geográfica, era el motivo que conocían a Palmira como “la perla del desierto”. Sin embargo, al parecer de este escritor, no era una perla decorativa de una corona, sino de la empuñadura de la espada del imperio romano. Y, por ende, perderla no era una opción. 

Debido a ello, años antes a Valeriano, la dinastía de los emperadores Severos ya había dado a dicha ciudad un estatus privilegiado. El denominado Ius Italicum (Colonia Romana), bajo el cual podían tener su propia organización territorial, elegir a sus autoridades, tenían la ciudadanía romana desde nacimiento y lo más importante, estaban exentos de graves impuestos dedicados a los territorios conquistados. Debido a ello, la aristocracia que se fue formando en Palmira, tenía una gran necesidad por continuar siendo un territorio romano, más que un territorio persa. Entra en escena Septimio Odenato, senador y jefe de palmira, quien procedería a ocupar las campañas militares para asegurar que los persas no lograran tomar a Palmira dentro de su imperio.

Odenato al rescate.

De acuerdo con el historiador griego Zósimo, en su libro Nueva Historia en donde narra la proeza de Odenato: “Éste añadió a las tropas que habían quedado allí el mayor número posible de sus fuerzas propias para, a continuación, marchar enérgicamente contra Sapor, recuperar las ciudades ya tomadas por los persas y derruir, tras tomarla al primer intento, Odenato, se convertiría en una figura decisiva para que roma logra reconquistar sus territorios y mantener paz contra los persas invasores. Debido a ello, el nuevo emperador Galieno, le concedería los títulos de: dux Romanorum y restitutor totius Orientis (Duque de Roma y Restituidor de Oriente) y de facto señor de Siria y Palmira. Su tierra se convirtió en una suerte de principado vasallo de Roma. Bajo esta figura, tienen independencia para toma de sus decisiones, pero debian sus respetos y lealtad al Imperio Romano. 

Odenato, una vez aplicó la debida venganza romana e hizo que los persas retrocedieran hasta sus territorios correspondientes, se dedicó a reestructurar las rutas comerciales de Palmira y reorganizarla. Su actitud servil a Roma era de una doble naturaleza. Por una parte, sentía una lealtad respecto al imperio que le dio tanto, pero, por otra parte, buscaba proteger a sus amados, sus hijos Herodiano y Vabalato, como a su esposa Zenobia. No obstante, esta lealtad valdría poco cuando, en una visita a la ciudad de Emesa, Odenato y su hijo mayor Herodiano serían asesinados. Por ende, el reino de palmira y sus responsabilidades como fronteriza protección contra los partos y persas recayeron sobre el infante y su madre, Zenobia.

¿Quién es Zenobia Septimia?

Su nombre es la versión latinizada del árabe Bath-Zabbai, nació en el año 235 D.C. Si bien había nacido en el seno de una familia aristócrata de Palmira, poco se sabe de sus antecesores. De acuerdo con María José Hidalgo de la Vega, en su artículo Zenobia, reina de Palmira: historia, mito y tradiciones: “[…]era hija o descendiente de un tal Antiochos de la realeza seléucida, nombre muy normal en el mundo helenístico y en el de Palmira.”

Lo que sí sabemos con certeza, es que tomó el nombre Séptimia, debido a su marido Odenato. Ella no fue su primera esposa, pero fue quien dejó al hijo superviviente de su asesinato. Debido a ello y mientras su hijo tomaba edad para gobernar Zenobia, se convirtió en Reina de Palmira.

A diferencia de sus contrapartes históricas, que, al ser reinas son meramente vistas como figuras de belleza sin mayor repercusión en los acontecimientos de sus reinos, podemos elevar a Zenobia al estatus de Boudica, Cleopatra o incluso Leonor de Aquitania. Con ellas comparte algunas características, se desempeñaba de forma eficiente en la política, se rodeaba a su vez de intelectuales. Una descripción de ella es brindada en la Historia Augusta de Trebelio Polion, en que se le denomina: “Prudentemente generosa se encargaba de la custodia del erario mejor de lo que es habitual en el género femenino. Se servía de un carruaje, rara vez de un coche de mujer, y con frecuencia montaba a caballo. Se dice que a menudo caminaba con los soldados tres o cuatro millas. Cazaba con la pasión de los hispanos. Bebía frecuentemente con los generales, aunque normalmente era muy sobria; también bebía con persas y armenios con el fin de mostrarse superior a ellos.” 

Algo que es posible destacar, es que muchas de las fuentes de la época referentes a ella, rozan estereotipos sobre el género femenino, pero es posible destacar su habilidad y noción de lo que un monarca debe realizar. No era ajena al lenguaje latín, conociéndolo y haciendo que sus hijos lo hablaran desde pequeños. A su vez, hablaba griego y conocía la historia de Alejandro Magno.

Tras la muerte de Galineo, emperador romano, su sucesor fue Claudio II. Quien al estar ocupado con sus propios problemas, aceptó la regencia de Zenobia en nombre de su hijo y hasta que este tuviera edad para ocupar el reino de Palmira.

Los primeros años de Zenobia como regente de Palmira fueron tranquilos, se dedicó a consolidar el trono y entablar relaciones diplomáticas afianzando su derecho sobre Palmira como reino vasallo pero independiente. Tras la muerte de Claudio II, le sucede Aureliano.

Aureliano el Restaurador del Imperio

Al momento de Aureliano llegar al trono, el imperio romano se había dividido de facto en tres entidades, consolidadas. El imperio galo, el romano y el de Palmira. Por ende, la figura de Zenobia era una de gran importancia. Sus victorias en los territorios árabes habían llegado a oídos del emperador Aureliano y esto causaba preocupación. El emperador inició una serie de campañas para traer nuevamente a unidad la entidad que consolidaba el imperio romano.

Una de las acciones realizadas por Zenobia que causó molestia significativa a Roma, fue su campaña para tomar Egipto. Esto debido a la continuidad que se había tenido de la provincia egipcia desde que Cleopatra cayó bajo Augusto. Curiosamente, Zenobia rastreaba de alguna forma a sus ancestros hasta la misma reina Cleopatra, pero eso es discutido. De igual manera, Zenobia conquistó las ciudades de Anatolia, Calcedonia, Siria, Palestina y Líbano.

A diferencia de lo que uno puede pensar, los pueblos conquistados no opusieron resistencia ante Palmira, consideraban dichosa la adhesión de Zenobia porque esto permitiría la expansión de rutas comerciales. 

La campaña contra Palmira

Las políticas secesionistas pro-palmira no fueron ignoradas por Aureliano, él decidió acabar de una buena vez con la expansión de su rival Zenobia.  Primeramente, envió a su general y futuro emperador Probo a combatir a las tropas de Palmira y evitar siguieron expandiéndose.

Desde el otro lado, Aureliano procedió a retomar las ciudades perdidas bajo la tutela del imperio hasta llegar a las puertas de Palmira. Dicho eso, esta resultó ser más difícil de conquistar de lo que parecía, incluso siendo herido en combate Aureliano y debiendo replegarse. Para el emperador, esta victoria era decisiva, recuperar Palmira y sus rutas comerciales bajo su amparo era obligatorio. A su vez, si perdía este combate sería una doble derrota, una derrota contra sus rivales y una derrota con su pueblo. Por esto, nos referimos a que en la perspectiva machista y patriarcal, él no perdería contra un ejército, a él lo derrotaría una mujer. Y eso, era inconcebible.

Aureliano envió una carta a Zenobia solicitando su rendición, asegurando un trato clemente a ella y los Palmirianos desertores.

En respuesta, Zenobia en tono retador mandó una carta, de la cual destacamos este fragmento:

“Zenobia, reina en Oriente, a Aureliano Augusto. Hasta ahora nadie, salvo tú, es capaz de pedir por carta lo que tu exiges…… Pides mi rendición, como si no supieras que la reina Cleopatra prefirió morir a vivir con cualquier otra dignidad.” 

Zenobia resistió poco después de esta carta. Aureliano reforzó sus tropas y sitio Palmira con tanta fuerza que Zenobia y sus hijos debieron huir con sus aliados persas, pero fueron capturados en el año 272, y puestos a disposición de roma.

Zenobia prisionera, Palmira la rebelde.

Tras sus victorias, Aureliano volvería a Roma. Como era de costumbre, los reyes y líderes vencidos fueron conducidos en cadenas en una marcha triunfal a ojos de todos los ciudadanos. Zenobia

Tras sus victorias, Aureliano volvería a Roma. Como era de costumbre, los reyes y líderes vencidos fueron conducidos en cadenas en una marcha triunfal a ojos de todos los ciudadanos. Zenobia estaba vestida de piedras preciosas y joyas; en sus pies pesadas cadenas doradas dificultan su paso.

Y a pesar de su derrota, el reino de Palmira no se rindió tan fácilmente. A oídos de Aurelio llegó que, poco después de su victoria y captura de Zenobia, el gobernador que recién había sido colocado en el reino de Palmira fue asesinado y el reino se rebeló contra Roma. Tal fue la ira que tuvo Aureliano por esto, que regresó a Palmira y mató, no solo a los rebeldes, sino a las mujeres, niños y ancianos allí presentes.

Al final de todo, Palmira perdió su importancia comercial y Zenobia fue enviada a una pequeña villa de Tivoli.

La historia de Zenobia puede ser analizada desde diferentes puntos de vista. Para algunos, todo correspondió a meramente la persona indicada en el lugar indicado en el tiempo indicado. Esta tesis se basa en que Zenobia heredó a una Palmira fortalecida en el tiempo ideal para una rebelión. Otra tesis evoca la naturaleza guerrera y astuta de la Reina para poder llegar al punto al que llegó, convirtiéndo en tal contendiente a Roma. Dicho eso no podemos ignorar que, sus hazañas la elevaron al estatus de Boudica, Cleopatra e incluso Semíramis.

Zenobia no gobernó por sus ambiciones personales, sino por la seguridad de sus hijos, de su pueblo y de su cultura entera.

Bibliografía:

  • Garcia Mac Gaw, Carlos G – ROMA: LA CRISIS DEL SIGLO III Y EL MODO DE PRODUCCIÓN TRIBUTARIO; ANALES DE HISTORIA ANTIGUA, MEDIEVAL Y MODERNA Volumen 35-36 – 2003
  • Plinio el Viejo, Historia Natural Libros III al VI, Biblioteca Clásica Gredos, 2016.
  • Polion, Trebelio, Historia Augusta Edición de Vicente Picón y Antonio Cascón, Ediciones Akal, S. A, 1989, Madrid, España.
  • Hidalgo de la Vega, María José,  Zenobia, reina de Palmira: historia, mito y tradiciones, Universidad de Salamanca
Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *



Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad de su autor. Revista Telégrafo firme con su compromiso de promover el pensamiento crítico y libertad de expresión en la sociedad guatemalteca, brinda espacios abiertos, auténticos y sin filtros para que personas de distintos sectores de la sociedad puedan expresarse, sin embargo, la publicación de este artículo no supone que el medio valide su argumentación o la verdad de sus conclusiones.
You May Also Like
Leer más

Logorama: Un ejercicio para repensar las marcas

Un nuevo día, el sol sale junto al cantar de los pájaros. A tempranas horas ya hay movimiento en esta inmensa ciudad. Desde ya nos presentan las personalidades de nuestros primeros personajes, policías hablando sobre el zoológico y lo depresivo que puede ser, hasta que de repente visualizan a un aparente criminal y empieza una feroz persecución.
Leer más